El pueblo esta rutilante. La luz de la primavera le da vida, a pesar del granito que nos invade, y color. Las gentes, nativos y forasteros, caminan por sus calles donde la variedad policroma es un gozo para los sentidos. Ajado el blanco y níveo azahar, son ahora los geranios y gitanillas quienes cobran protagonismo en el final de esta primavera singular cordobesa. Por cierto primavera que cada vez se deja seducir más por un galán llamado verano, que viene presuroso dispuesto a todo.
Hablando de estaciones, como si Vivaldi y su violín nos hubieran abducido, el otoño parece que se hace fuerte en el mundo cofrade. Si, el otoño, tan lejano él, pero tal y como están las cosas parece presente en el panorama cofradiero local. No es porque la Semana Santa quede lejana, que realmente lo está, es por la cantidad de pro hermandades, asociaciones de fieles y embriones de cofradías que brotan al igual que níscalos y setas en el tan repetido otoño. ¿De verdad hacen falta en Córdoba más cofradías? La respuesta es que no. Viendo lo que se ve años tras años incrementar la nómina cofrade es un autentico disparate. Procesiones escasas de nazarenos, guiones sin terminar, pasos sin acabar, palios sin bordar, o lo que es peor, corporaciones con años de vida que no terminan de encontrar una línea que seguir y así desarrollar un perfil propio para crecer.
Embriones artificiosos formados por disidentes de corporaciones donde no encontraron, por una u otra causa, el protagonismo que buscaban como mayordomos, vestidores, floristas y cualquier otra faceta creativa, o tal vez un ansia de poder inalcanzable. Tan poco naturales brotan que, los pasajes pasionistas se repiten, variando, eso sí, los mismos pocos minutos entre unos y otros. La Iglesia, antes reacia a este tipo de movimientos, ahora es condescendiente a la formación de los mismos. Las nuevas advocaciones de sus titulares son rebuscadas y poco identificadas con el devocionario particular del pueblo de Córdoba. Solo nos cabe la oración para que alguna cuaje en un proyecto serio y consolidado.
Hablando de devociones, decir que la más extendida de la ciudad, ha celebrado el cincuentenario de su Coronación. La única que vino desde Roma sin desmerecer a las que llegaron años después. Los actos culturales y religiosos han culminado con una solemne procesión, donde la Virgen de los Dolores volvió a bendecir a su pueblo una tarde noche donde las sensaciones devocionales, fueron inundando de fervor mariano las calles del pueblo cordobés, desde la Catedral hasta la recoleta plaza de Capuchinos.
Hablando de Catedral un panfleto digital próximo al diario Granma cubano, se hace eco, una vez más porque todo lo que huela ir contra la Iglesia le parece políticamente correcto, de las alegaciones del señor De la Hoz contra la retirada de la celosía proyectada por su padre. Otra vez con la burra al trigo. Como si la celosía fuese a arder en el fuego o se fuese a subastar como califal en la prestigiosa galería Sotheby's. Si el Cabildo o Junta hubiera encargado a este señor el proyecto de modificación de apertura de la puerta, no hubiese puesto el grito en el cielo. Es más, hubiera sido un firme defensor del paso de nuestras cofradías por el interior de la Santa Iglesia Catedral, antes mezquita, primitiva basílica de San Vicente.
Quintín García Roelas