Hoy ha aparecido una noticia sobre unas declaraciones que realizó ayer el arzobispo de Sevilla, Monseñor Asenjo, en la rueda de prensa de presentación de la nueva enclítica del Papa Francisco, sobre la financiación de las obras de restauración de la Iglesia de Santa Catalina. A partir de estas declaraciones, se me ha ocurrido hacer una reflexión sobre quién, quienes deben hacerse cargo o aportar fondos que financien las obras de restauración, o en su caso, de mantenimiento de nuestros templos, patrimonio de todos.
Monumentos que tienen siglos, que pertenecen a la historia de la ciudad o localidad donde están radicados, y que necesitan un mantenimiento o restauración, porque ya no dan de sí, después de mucho tiempo, sin haber tenido dichas actuaciones, lo estamos viviendo en distintos lugares de nuestra geografía. Recuerdo algunos casos, tanto de templos como de algún convento, en la propia ciudad de Sevilla; o en Granada, con algún templo que lleva desde hace años -igual que Santa Catalina- cerrada, con obras de restauración, como puede ser San Andrés.
Pero mi pregunta, y yo creo que algunos cofrades y no cofrades también se la hacen, qué organismos, ya sean públicos o privados, deben encargarse de la financiación o realización de estas actuaciones de mantenimiento o restauración de estos templos. Por ejemplo, tenemos en la ciudad de Sevilla el caso de la Colegiata de El Salvador, donde tres organismos públicos se pusieron de acuerdo para la financiación de las obras de restauración del citado templo. Creo que de igual forma ocurrió con la de San Juan de los Reyes de Granada.
Sin embargo, hay otros templos, donde la restauración y conservación de los mismos, ha corrido a cargo de las hermandades existentes, como ha sido el caso de San Miguel Bajo o San Cristóbal de la ciudad de la Alhambra, donde las dos hermandades radicadas en dichos templos -la Aurora y la Estrella- se están encargando o se han encargado de las mismas. Os cuento el caso de Granada, que conozco con un poco más de detalle.
Buscando información de la ciudad de Córdoba, me he encontrado con una noticia de este año del "Diario de Córdoba" sobre la financiación en la restauración de la Mezquita-Catedral, en la cual el Cabildo catedralicio comenta que invierte "entre un 20 y 30%" de los ingresos que obtiene por las visitas al templo, en dichas actuaciones. Estas declaraciones fueron realizadas en respuesta a las hechas por el propio consejero de Turismo y Comercio de la Junta de Andalucía, sobre la necesidad de que la Iglesia reinvirtiera parte de los ingresos del monumento en su conservación. Dejando a parte las polémicas entre Iglesia y Junta, creo que deben aportar todos en financiar o invertir en todas estas actuaciones de conservación o preservación de nuestro patrimonio cultural, como es el eclesiástico.
Todos estos son ejemplos de cómo se han realizado la financiación de las obras de restauración o conservación de nuestros templos, que son patrimonio, no sólo de la Iglesia, sino de todos nosotros. Hay más, pero sólo he querido detenerme en algunos, asimismo, no he querido profundizar más en el tema.
En cuanto a la conclusión que saco de este tema, es que muchas ocasiones se gastan nuestros políticos grandes cantidades de dinero para obras faraónicas, en muchas ocasiones innecesarias, que pienso que una parte de ellas, deberían ir a ayudar a preservar nuestro patrimonio -que seguro lo hacen en otras partidas-, pero no deberían hacer distinción en los mismos. Aunque en estos tiempos de crisis, hay que elegir en donde invertir, medito que no hay que dejar de lado este capítulo. También, la Iglesia creo que debería aportar algo a estos fondos, necesarios para la conservación de cualquier templo. Esto es sólo mi opinión, seguro que habrá gente que sepa un poco más del tema que yo.
Juan Evaristo Callejas Jerónimo