En este miserable mundo en el que
habitamos, somos muchos los parias que estamos condenados permanentemente a
causa de nuestro innato inconformismo, a nadar y nadar por el oleaje de lo
políticamente incorrecto para terminar agonizando en la orilla o tal vez para
navegar hasta el fin de nuestros días sobre la zozobra de la incomprensión. Esta
es una de las consecuencias evidentes de expresar en voz alta la opinión libre
y soberana. La otra es que contentar a todo el mundo es una entelequia
científicamente demostrada. Cuando por añadidura el punto de vista subjetivo
pone de manifiesto determinadas actitudes o acciones desarrolladas por
organismos que tienen un importante número de seguidores o poderosos
protectores, se somete uno a la crítica de igual modo que lo hace el sujeto de la
mencionada visión, esto es algo que cualquiera que se pone al frente de una
columna de opinión ha de asumir desde el origen o abandonar antes de que sea
tarde.
Uno quisiera que las reflexiones
que escribe no tuviesen que ser repetidas periódicamente, aún siendo consciente
de que es imposible llegar a todo el mundo, sin embargo les confieso que me
invade una pereza infinita cuando me encuentro en la necesidad de volver a insistir
en los mismos planteamientos cíclicamente, por aburrimiento propio y por el
ánimo de evitar el ajeno.
Ocurre no obstante que a pesar de
la reiteración, muchas veces prevalece la incómoda sensación de estar
predicando en el desierto mientras se observa alrededor cómo discurre el tiempo
sin que el entorno cofrade parezca aprender absolutamente nada de sus
equivocaciones. A estas alturas y después de todo lo que ha llovido, aún hay
quien confunde esta humilde página con la hermandad que tiene su sede canónica
en Capuchinos y que pone su cruz de guía en la calle cada Miércoles Santo,
sencillamente porque nos apellidamos Paz, fíjese usted… y si la actualidad impone
hablar de un capataz dimitido siempre aparece algún iluminado aludiendo a lo “triste ha de ser la vida de vuestra
hermandad cuando tenéis que meteros con otras que tienen siglos de historia”.
Utilizando una vez más un planteamiento políticamente incorrecto, hay que ser
consciente de que el nivel educativo de este país es el que es y que hemos
llegado a un punto en que gran parte de la población es incapaz de interpretar un
texto, por lo que es perfectamente comprensible que por mucho que se repita que
solamente tres personas de las que forman parte de esta bendita locura tienen
relación con la hermandad en cuestión y que en este barco hay compañeros cuyo
corazón late muy lejos del Bailío, incluso muy lejos de la ciudad de San
Rafael, haya quienes sean incapaces de enterarse. Lamentablemente no es una
cuestión de idioma (hubiésemos utilizado el arameo si fuere necesario), sino de
comprensión lectora, de modo que pasarán los años y algunos no lo comprenderán
jamás.
Como no entenderán que las
noticias son noticias desde el momento en que existe la información y esta ha
sido contrastada (como siempre) y no cuando una junta de gobierno decide que se
puede hablar de un asunto mediante la publicación de un comunicado. Permítanme
que por esta vez peque de inmodestia, pero resulta extremadamente llamativo que
algunos se empecinen en esta bendita ciudad en negar el pan y la sal a quienes
llevan mucho tiempo contando las verdades del barquero mientras se recibe desde
otras latitudes, a este, oeste, norte y sur, el respeto merecido y derivado de
haber sido los primeros en dar un buen número de noticias que afectaban a
diversos asuntos de la actualidad cofrade de esta ciudad sin haber tenido que
retractarnos ni una sola vez hasta ahora y lo que es peor a juicio de algunos,
sin ser profesionales de esto. Como ya mencioné en el pasado, todos somos
susceptibles de errar y cuando uno se arriesga, como indiscutiblemente ha hecho
Gente de Paz en multitud de ocasiones, llegará un momento en que habrá que
reconocer equivocaciones, que nuestros informantes no eran todo lo fiables que
nos hubiese gustado o en su caso que fuimos engañados. Ocurrirá algún día, el
que no se arriesga esperando el comunicado oficial no se equivoca nunca, pero
el que busque esta forma de hacer las cosas que lo haga en otra parte y no en
GdP. Forma parte de nuestra idiosincrasia asumir el riesgo y por eso tantos nos
siguen, tantos nos respaldan, tantos nos felicitan y también tantos nos atacan
y esperan con el cuchillo entre los dientes cualquier coma inadecuada para
lanzarse al cuello, por muy insignificante que sea el error incurrido frente a
la importancia de la noticia dada. Llegará el día, pero aún no ha llegado.
Porque, con independencia de que
estén en su perfecto derecho, si la junta de gobierno de una hermandad decide
no contar con la banda que lleva el nombre de su Titular por la razón que sea,
que puede ser perfectamente legítima o no, el hecho noticiable es éste e
intentar restar credibilidad porque un redactor ha indicado en el texto que la
hermandad está celebrando un 275 en lugar de un 250 aniversario es actuar con
un infantilismo infinito. Tan infantil como acusar a un medio de sembrar cizaña
por contar lo que ocurre. Es verdad que bajo el yugo de la censura y el
silencio algunos serían más felices, pero la democracia y la libertad tienen
estas cosas.
La noticia no es si el redactor
de GdP ha errado en una cifra sino que la hermandad cuenta con otra banda para
un día histórico. Respetando la decisión tomada, si una hermandad decidiese
sustituir a su capataz para una salida extraordinaria, todo el mundo tendría
muy claro que se le estaría haciendo un feo inmenso o en su defecto que
existiría el ánimo de indicarle la puerta de salida. Permítanme que opine lo
mismo si se trata de una banda, una banda excelente, de la que me declaro fan
incondicional y que debe ser tratada con idéntico respeto que el que merece un
capataz… ¿o los músicos son de otra categoría?.
Luego podrán abordarse múltiples
análisis como por qué se monta lo que se monta cada vez que costaleros,
martillos y bandas son el centro de una noticia y parecen carecer de interés otras
de mucho mayor calado, o si las partes han consensuado o no la decisión, o si
la formación musical implicada debería tener una infinita generosidad en este
asunto y comprender todo lo que haya que comprender, esa generosidad que
únicamente parece ser obligación de músicos y costaleros... Pero la noticia es
la que es, por mucho que algunos se empecinen en desviar la atención. Y
terminará por confirmarse como hasta ahora ha ocurrido con otras anteriores o
por desmentirse, será el tiempo quien dictará sentencia. Llegado el caso, unos
no tendremos ningún reparo en asumir nuestro error y las críticas derivadas,
que teniendo en cuenta el nivel de amor que despertamos en ciertos fans no será
pequeño… otros en cambio jamás pedirán disculpas cuando se confirmen las
noticias que han intentado negar por activa o por pasiva, porque es muy
complicado aprender a reconocer los errores, la humildad es algo que no se adquiere,
se tiene o no se tiene y hay cosas que jamás se podrán aprender.
Como hay quienes no aprendieron
nada del Vía Crucis Magno y quieren volver a tropezar en la misma piedra que a
punto estuvo de provocar un grave problema de orden público y alguna desgracia
personal. La confluencia de todos los participantes en la misma calle con una
especie de Pit Lane en las cercanías de la Cruz del Rastro ocasionó un maremágnum
de proporciones bíblicas el 14 de Septiembre de 2013. Cualquier persona con dos
ojos en la cara, no hace falta pedir más, aunque tuviese conocimiento nulo de
lo que es una cofradía, fue consciente del caos que estuvo a punto de
provocar una tragedia de la que, desde el máximo órgano de gobierno de nuestras
hermandades, se quiso culpar cobarde y vergonzosamente a las Fuerzas Públicas de
Seguridad, que bastante hicieron con que nadie resultase aplastado aquella tarde,
doy fe de ello. Una organización lamentable de la que nuestros negligentes
gobernantes parecen no haber aprendido absolutamente nada habida cuenta de que
han decidido repetir exactamente la misma barbaridad. Hay que ser muy obtuso,
muy torpe o algo muchísimo peor para reafirmarse en algo que fue un absoluto y
peligroso fracaso. Habrá quien piense que la afluencia de público no será la
misma que aquél día, pero eso está por ver. Es incuestionable que el atractivo
de esta Magna, de fronteras de la provincia de Córdoba hacia afuera, es significativamente
inferior, pero no lo es menos, que la presencia de visitantes de nuestros pueblos
acompañando a sus devociones será masiva, por lo que es una auténtica
incógnita, al menos para quien les escribe, si se alcanzarán las cotas de
gentío de hace dos años. Sin embargo aquellos a quienes compete organizar el
acto no parecen haber considerado la posibilidad de que se repita aquel
desastre. Algunos pensarán que "de tanto tropezar al menos aprenderán a caer con estilo..."
Cuando alguien con
responsabilidad pública se equivoca gravemente y su acción o su omisión puede
provocar una tragedia, debería como mínimo asumir su error y pedir disculpas,
algo que jamás se hizo en el pasado, aunque hubiese sido después de acaparar
minutos de gloria con sonrisa profident
en todos los medios afines al poder. Pero cuando el mismo responsable se obceca
repitiendo la misma jugada, directamente debería dimitir o ser cesado
fulminantemente por aquellos que están por encima de él, las cofradías. Quede
claro desde ya que no albergo la más mínima esperanza de que esto ocurra visto
lo visto, pero por pedir que no quede.
La conclusión a la que se llega
tras analizar estas y otras cuestiones relacionadas, es que esta es la triste
realidad de nuestro universo cofrade, nos guste o no nos guste, y en esta
tesitura, nuestras hermandades continúan desenvolviéndose, encallando una y
otra vez en idénticos arrecifes, reproduciendo los mismos errores que se
evidenciaron en el pasado, con sus dirigentes metiendo la cabeza en agujeros
similares y girando en definitiva, una y otra vez, sobre el mismo eje de
incompetencia de quienes nos gobiernan o desgobiernan, sin aprender
absolutamente nada.
Guillermo Rodríguez
Recordatorio El Cirineo: Crónica distanciada del Vía Crucis Magno