Blas Jesús Muñoz. Fue una semana vivida a la velocidad que deja la emoción extrema vivida a su paso. Días azules en que la Nueva Eva llegó a Córdoba parra vestirla y arroparla con el manto de la verdadera fe que se proyecta en Ella y en la mirada que le devuelven los devotos con los recuerdos clavados en las retinas vidriosas del alma, con las palabras anudadas en la garganta del ser...
Hay miradas, gestos, detalles, sonrisas llenas de complicidad que se viven en el paso justo de un segundo, de unos dedos pequeñitos que se acercan a los suyos y la ternura descubre el amor más grande y sincero. Eso mismo pasó en el Besamanos de María Santísima de la Sierra, el cual siempre se guardará en el álbum de nuestros particulares recuerdos y en la mirada, siempre precisa, de Antonio Poyato.
Recordatorio La Magna Mariana según Antonio Poyato (Parte VI)