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miércoles, 22 de julio de 2015

San Juan de Ávila en el Tiro de Línea, por Mario Castellano


Blas Jesús Muñoz. Hay obras que impresionan a un primer golpe de vista. Con el tiempo, se va profundizando en el detalle, en los certeros golpes que dejó la gubia, en los volúmenes, policromía, rasgos... Y es que el arte de la imaginería es capaz de cautivar, con su estética puramente visual, a primera vista.

Algo así ocurre con la nueva escultura del Doctor, San Juan de Ávila, que el imaginero jiennense Mario Castellano Marchal ha realizado para la Parroquia consagrada al Santo del barrio sevillano del Tiro de Línea.

La imagen fue bendecida a finales del pasado mes de junio (día 26) en un acto presidido por el Párroco José Capitas, quien bendijo esta nueva obra en la que se aúnan capacidad técnica, así como una fuerte carga devocional.

Mario Castellano

Escultor e Imaginero nacido el cuatro de noviembre de mil novecientos ochenta en Jaén. Desde la infancia sueña con plasmar el Rostro Divino de Jesús de Nazaret y la mirada maternal de la Santísima Virgen María. Es hermano, desde la infancia, de la Hermandad del barrio de la Alcantarilla, que rinde culto a Jesús de la Piedad y a María Santísima de la Estrella, pilares fundamentales en su vida.

Lo que para algunos era un juego de niño se confirmó con los años como una vocación con dedicación plena. Ya a la temprana edad de seis años, asiste al taller del escultor, vecino y amigo Constantino Unguetti, por mediación de su primer ejemplo de artista, Tomás Lendínez. A los once, comienza a viajar a la vecina Córdoba en busca de aprendizaje de sus dos maestros y luego amigos, Antonio Bernal y Francisco Romero. Pronto, los viajes se extienden a Granada, Cádiz y Sevilla, con la inquietud de conocer en profundidad la imaginería andaluza.

A los dieciséis años, se traslada a la ciudad de Córdoba para compaginar los estudios en la Escuela de Artes Mateo Inurria con la asistencia diaria al taller de sus maestros ya mencionados, Antonio y Paco. A continuación, pasa dos años en Sevilla , lugar donde siempre había soñado prolongar su aprendizaje entre artistas y obras magistrales, antes de partir a la ciudad de Salamanca a estudiar Bellas Artes. Con veinticinco años, se licencia en Bellas Artes y regresa a Sevilla para cursar el Doctorado en la Hispalense y colaborar como asistente honorífico en el aula junto al catedrático Juan Manuel Miñarro.

Desde los primeros trabajos realizados en su niñez para las Cruces de mayo, hasta los más recientes, ya para Hermandades, el escultor insiste en haber sentido la misma ilusión requerida para dar a su obra eso que algunos llaman “alma”. En Sevilla, capital de su oficio, tiene establecido su taller, donde en la actualidad lucha para extender un estilo jiennense entre artistas puramente sevillanos.



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