Llevo varios días que sueño con la Seña Zuzana. Voy por mi casa entro al aseo y veo en el espejo en vez de mi cara a la Seña, a la Alcalda y al fondo el cuadro de San Rafael restaurándose y dando vueltas por Córdoba en una procesión por plazas y museos, pero sin pasos y sin volver al Ayuntamiento. Bajo por las escaleras de madrugada y de camino al trabajo y al encender la luz en el descansillo, Susana me da los buenos días a mí y a las andaluces y las andaluzas. Llego al portal y Pedro García le da al interruptor y me dice que para abrirme la puerta tiene que llamar a la Unesco. me monto en el coche y cuando se enciende la radio Rosa Aguilar no para de hablar del consenso de las cordobesas y los cordobeses pa´que la Mezquita sea de tod@s.
Llego al trabajo y a mi jefe se le cambia la cara y se le pone la de Paco Alcalde y me quiere conciliar las horas extras porque se las llame como se las llame nunca ha habido problema, él las pone y yo trabajo. Voy a desayunar al bar del polígono y el camarero es San Rafael y me pide que no le quiten el cuadro ni el trabajo. Salgo de trabajar y la cervecita se me agria porque veo en el grifo que se parece sospechosamente a un llamador y al dueño del establecimiento se le pone una cara de capataz que no puede con ella. Me voy pa´la casa corriendo y en la habitación me recibe mi mujer en ropa interior y madroñera y con la misma cara de la Seña. Lo peor es que no se si es un sueño o que estoy dejando la cosa fina.
Juan Antonio Martínez Aragón