Guillermo Rodríguez. Isabel Ambrosio, alcaldesa de la ciudad de Córdoba por obra y gracia de un pacto de no ganadores que le otorgó la vara de mando, en virtud de un acuerdo de gobierno con Izquierda Unida, ha consumado su burla a los cordobeses.
Podríamos decir que lo más importantante que puede derivarse de su gestión desde que tomó posesión del cargo el pasado mes de junio, ha sido eliminar a la Virgen de la Fuensanta del programa oficial de sus propias fiestas y sacar al cuadro de San Rafael, Custodio de Córdoba, muy a pesar de los anticlericales más recalcitrantes, del Ayuntamiento de todos los cordobeses, no sólo de los que han votado su opción política, la del partido que colabora a sustentar su mandato o la del partido o grupo de amigos que no se ha atrevido a formar parte del equipo de gobierno para que sean los dos primeros los que se señalen y en su caso se estrellen, y cuya fuente ideológica está en ese movimiento antitodoloquehuelaaincienso que se llama Córdoba Laica. Podríamos efectivamente decirlo, pero faltaríamos a la verdad. No es lo más importante, es lo único que ha hecho.
La alcaldesa no ganadora, tras pasarse por el forro de su dignidad el mandato del pueblo e impedir que el partido más votado desde hace quinquenios en la ciudad de San Rafael, con la excepción del segundo mandato de Rosa Aguilar en 2003 si la memoria no me juega una mala pasada, continúe gobernando, se apresuró a anunciar, para deleite de sus palmeros oficiales y oficiosos, que sacaría el cuadro del Arcángel de la sede municipal, en aras de velar por su concepto de ciudad laica con el que parece haber descubierto el fuego.
Tras recular en una evidente muestra de coraje político y de defensa de sus planteamientos, a consecuencia de la airada respuesta que en buena parte de la población provocó su anuncio, volvió a la carga indicando que el cuadro sería restaurado, para proceder a realizar una gira como si de Raphael se tratase por diversos museos de la ciudad "para que todos los cordobeses puedan disfrutar de él", en una artimaña fallida por querer contentar a todo el mundo. Fallida porque no cuela.
Se empeñó usted en sacar a San Rafael del ayuntamiento y lo enmascare como lo enmascare lo ha hecho, así lo ha anunciado en primicia Cordópolis, como no podía ser de otra manera, a la postre órgano de propaganda de facto, al mejor estilo Pravda, del gobierno municipal que nos toca padecer.
La decisión promete ser la primera, o la segunda, pregunten en el Santuario, de una larga lista de agravios a todo lo que huela a incienso. Uno se pregunta cuál será el próximo paso, ¿reducirá el alumbrado navideño a su mínima expresión sin atreverse a tocar jamás el de febrero? ¿cambiará el nombre del estadio municipal del equipo de la ciudad como ha ocurrido con el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza?, ¿convertirán en laborable el Jueves Santo para hacer del 14 de abril fiesta local de la "libertad"? ¿expropiarán San Agustín y a la Virgen de las Angustias porque, tal y como pregonó el Pravda, no ha permanecido abierto todos los días para acoger a las masas de visitantes que deseaban acceder al templo en este mes de agosto que agoniza?
¿Qué otras sorpresas nos deparará el equipo de gobierno en las próximas semanas? Estén atentos al Pravda... y lo descubrirán.