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martes, 25 de agosto de 2015

Cordópolis, el órgano de propaganda municipal


Blas Jesús Muñoz. No hay nada mejor que un buen órgano de propaganda. Una publicación que, con la distancia medida del tiempo y desde el polo opuesto, acaricie el pelaje de su amo, le cante las bondades y, de camino, dé las noticias un poquito antes que los demás, no sabemos si en reconocimiento de su labor.


El gobierno municipal es lo más parecido a un caos en muchos sentidos. Un caos a nivel decisorio, pues todo lo anterior lo someten a estudio. Un caos a nivel religioso, pues en su pretendida separación Iglesia-Estado confunden los principios fundamentales con la mera anécdota del mobiliario municipal (crucifijos y cuadros). Un caos a nivel de relación con las cofradías, pues amenazan pero no dan, cuando ya lo decía Fito Páez  (dar es dar) y ellos quieren, mas no se atreven. Lo que sí saben es que tienen un periódico digital.

Un periódico que los apoya y una peña futbolística, pero ese asunto aun no compete. Un diario digital que cuestiona la apertura de puertas catedralicias y el paso de las cofradías o su número de salidas anuales cuando, leyendo el Cirineo de Córdoba (amén de la hipocresía perpetrada para obtener audiencia de lo que detestas), se nota un poso cofrade de nuevo cuño, de reportaje fotográfico recién descubierto como el oro de Salomón y de cofrades de YouTube. Un caos entre ese antagonismo antitético tan sabiniano y tan descarado.

Un caos gubernamental y propagandístico que no obsta para que den la noticia del cuadro en primicia, al ratito los demás mortales. Y quién sabe si algún redactor del medio habrá despedido a San Rafael, junto a alguno de los pocos concejales que Izquierda Unida tiene en el Ayuntamiento aunque formen parte del gobierno local, con un pañuelo agitado a la brisa tibia de agosto y entre las lágrimas propias de quien no quiere que regrese jamás. Un caos emocional en el alma de la ciudad.









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