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lunes, 24 de agosto de 2015

La Chicotá de Nandel: Carta a Manolo Carmona


Querido Manolo, creíste ser la noche cuando amanecía. Creíste poner flores, por favores, en madrugadas de un Lunes Santo. Se fue el encanto en esa madrugá, cuando para otros era la de tres días más tarde, eran tus manos esos claveles, esa historia tuya que en el corazón arde, y no creo que haya una igual madrugá.

Te criaste con los de Serranos, con Lorenzos, con Berrocales, también con niños como yo, que fuimos tu virtud por el recuerdo, y el saludo con el año pasado, era como un icono bien labrado para la vida y los tiempos, pues siempre fuiste, siempre serás, el mejor amigo de la noche,  la mañana cuando no hay que madrugar, eras chirigota y comparsa cuando un chascarrillo o un chiste había que derrochar, o incluso con el que haya que naufragar para soportar otro día. Ese idílico pirata de simple melodía, pero que se alarga al cantar.

La Reina de San Pablo te miró a la cara y tú, le miraste las pestañas. Desde entonces no es que no haya pestañas en la ciudad, sino, que no son las suficientes para dejarse enamorar, como tú no te enamoras, o te dejas enamorar de ningún ser viviente que quiera sumergirse en este mundo lleno de sabedores trasnochados, pero como no hay que trasnochar, o  condenados a figurar de institutriz, para que lo sigamos, lo mantengamos con halagos de día y de noche. Sabes que es la única forma en que no te criaron tus amigos, era la única forma de no ser un fantoche ni presa fácil de tus enemigos.

Con el pelo rizado, el cuál no conocí, Miguel, el llamado “Preciosos”, mil y aventuras en que no salías ni venturoso, siempre escuché al departir con ese abrazo en días verdaderos, puedo decir más que otro abrazo quiero, y de él, en este mundo, más no podré concebir. Porque él, te quería, como te quieren todos los que tienen corazón, porque se paró para muchos el mundo, cuando tu corazón tan profundo, a base de excesos por ti programados, hicieron del lamento, besos, del olvido, lamentos, de los lamentos, bocanadas de tensión en unos días en que no había más “cojones” que no quererte por tu comportamiento… y sin embargo, se perdonaba todo en esas horas, para que no fueras a dejarnos sin la moda esa de que nos faltara lo importantemente importante. Un amigo, que tenía siempre una opinión, gustara o no, pero con la verdad por delante.

Saliste, de un Buen Suceso, de un mal momento que ni siquiera trae buen recuerdo en la Caridad. Con el amor de Candelaria, seguías calentando corazones, risas, emociones, amistades, amarguras derramadas con jirones de lágrimas eternas, las que todos pensamos, habríamos derramado si ya no estuvieras.

Hay noches, tardes, en que Manolo en su Madero, me dice, “se acaba de ir”, y me pongo triste, pues es la tristeza la que dejas cuando te marchas, y estoy alegre, y vivo alegre por haberte conocido, y por eso mismo, por poderte hoy escribir.

Te habrán quitado del lado de tu Madre, Candelaria, amante y susurro de Domingo de Ramos, Reina e Hija, como tú, de un mismo Dios que a todos nos alumbra, y es por eso que Él quiso, que tú, fueras quien a esa Candelaria, sacaras de la penumbra.

A la segunda oportunidad, por Jesús Casero, hoy pones las manos en las Manos de mi Madre. Desamparada, obediente, penosa, hiriente… pues con una de sus miradas, es capaz de hacerte enamorado de la Pena, más penosa e inconsciente, la de amar a unos hijos, que no saben amar a quien a Ella ama con su buen vestir, con su buena fe, siempre consecuente…

Deja en Ella Manolo, pues a Ella ahora solo te debes, los trazos que solo como tú, los artistas dejan con sus pinceles, y deja en Concepción tu alma, ya cansada, que entiendo, los años no cesan, no pausan, no tienen más que vivencias, pero también pesares que echarte en cara… Y si alguno de echarte en cara algo se atreve, se acuerda, o simplemente se atreviera, perpetúa que cuando fuimos muchos costaleros, te llevamos en la trabajadera, cuando fuimos niños, fuiste maestro en nuestra niñez, cuando caímos, en tu mano, nos encontramos como se encuentra ese amor que te levanta, que te limpia el polvo de la caída, que te da el agua no programada, que te alivia con una susurrante voz, y si alguien de todo lo que escribo, de lo que digo, y habéis leer podido, tiene duda, o tiene temor… temor que no tenga, pues él, de todo puede presumir hasta de tener genio, que son dos voces que se lleva el viento y luego no llegan a nada, el genio… el genio él lo tiene en sus manos, y la gracia, en su palabra, pues siempre hubo una gracia, siempre una alegría renovada, para el que hasta cuando no lo mereció… Manolo hizo sonreír, y alegró el alma…

Y es que pasan los años, y es que todo parece se olvida Manolo, amigo mío…

Pero no estoy dispuesto a que se pase un solo día en decirte, te quiero, cuenta conmigo, y que eres un grande en esa Semana Santa que algunos se están cargando, pero en esa Semana Santa, en la que yo concibo, tú sigues siendo las manos, el arte, y la elegancia… tú sigues siendo ese duende, que por mucho que algunos se empeñen, no borraran, pase, porque ellos así pasan como los años nos dejan, pero nunca para algunos nos deja ni tu efigie ni lo que representa…

Echar a Manolo Carmona, así, “echar”, como si esa palabra no fuera nada… porque algunos así lo decidan, y que quizás, lo hayan hecho con razón… Mira, que ahora con tantos modernismos…

Si pudiera alguien a una Imagen ver, sentirla llorando en su corazón. Si las Imágenes quejarse pudieran, se quejarían, llorarían por muchas cosas, y hasta cuentas por pedir pudieran…

Seguro que Candelaria, niña juvenil de llanto eterno en una plaza, en un barrio, recién mocita bautizada por Córdoba al asomarse en su cuesta hasta tendillas, y allí, bendecirnos a todos, y poner un seguido, al que en un hospital se agarre a la vida, en vez de un punto, consecuente de su coma.

Candelaria no se sentirá igual, no, con las mismas manos, mismos gestos, mismo cariño, misma relación de Señora para un señor, pues le faltará el calor, las manos de Carmona, nuestro amigo, al que echan, y al que siempre espero, Dios y su Madre guarden.

Fernando Blancas Muñoz











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