Blas Jesús Muñoz. Hubo una época dorada que dio paso a otra masificada. Hubo un período feliz que dio paso a otro recorrido a toda velocidad. Hubo años en que la expectativa se habría al horizonte vertical para, después, recargarlo a base historias agolpadas como millones de protones en su núcleo.
Los años nos han traído, o bien la vanalización de todo cuanto hacemos, o, en el mejor de los casos, una pérdida de sentido de las cosas importantes. No era lo mismo una coronación canónica a principios del siglo pasado o en las décadas de los cincuenta o sesenta de esa misma centuria, que ahora.
No era lo mismo escuchar una banda hace tan solo veinte años que ahora que nos saturan los vídeos y que escuchamos y vemos más de lo mismo. no era igual, ni tan siquiera parecido, el asombro, la expectación o las ganas. Y ahora acudimos a la cita más por costumbre que por expectación, por la ambición necesaria de seguir creciendo.
Habrá en 2016 extraordinarias, coronaciones y cualquier cosa que antes era excepcional y que, ahora, ya se ha insertado en el calendario de nuestra costumbre. Todo se ha igualado en el rasero de nuestras cofradías y ya ni el escándalo es extraordinario, a no ser que de ordinario brille por sí mismo en este túnel sin salida.
Recordatorio Enfoque: Cultos caídos del cielo
