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domingo, 20 de septiembre de 2015

Enfoque: ¿Y si al final no pasa nada?


Blas Jesús Muñoz. Los procesos geopolíticos han cambiado. No queremos decir que sean nuevos, pues tal vez simplemente se trate de una vuelta al pasado tamizada por el rigor contemporáneo. Puede que nada quede del Estado del bienestar que instauró el laborismo británico, tras la Segunda Guerra Mundial, y que adoptó la democracia cristiana europea, la social democracia y que se ha erigido en un modas viviendo esté tocando su última linde.

Puede que el estatus de la sociedad no sea el mismo y el mundo deba cambiar por más temor que nos cause la posibilidad de que algo cambie. Sin embargo, lo que no queda claro es hacia dónde debe caminar ese cambio.

No puede causar sino una sonrisa petrificada, el recuerdo de los movimientos sociales de 2011 y comprobar que para sus autodenominados representantes o catalizadores lo más importante  (para una parte de los mismos) escribe en tomar medidas contra la Semana Santa.

Suena a broma de mal gusto y, si yo los hubiera votado, aunque fuese ateo, aunque no tuviera la más remota idea de cofradías pediría una explicación. Se la pediría porque, por poner de ejemplo a Córdoba, no observo ni una medida concreta, ni un solitario paso real al que agarrarme para no pensar que no tienen ni la más remota idea de gobernar. Se la pediría porque me daría pánico que quien se proclama como solucionados, solucionador, hacedor o hacedores, no sabe ni a qué altura de la cara le queda la nariz.

Entre tanto, su campaña electoral perpetua sigue como un castigo premeditado de eslóganes que no terminan en ningún puerto. Va llegando la hora de decir basta, ¿usted se atreve o no pasará nada?






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