Blas Jesús Muñoz. No cabe duda de que son privilegiadas las manos que, capaces de ahonda en la materia, consiguen ahondar en ella para darle forma y mostrar como resultado un silogismo perfecto en el que, de su hilemorfismo, la conjunción se ofrece al espectador, al devoto, como un todo resuelto en una misma cosa.
Cuando observamos a una imagen sagrada sucede algo así. De la hierofanía (el elemento que nos pone en contacto con la divinidad), se transcurre a una realidad en el que el medio se convierte en el fin y la imagen no es sino una representación y no un objeto con el que intentar alcanzar lo trascendente.
La Semana Santa, las cofradías -entendidas desde su prima barroco- nos ofrecen esta posibilidad a través de tallas universales que nos conmueven. Y así, el rostro de la Madre de Dios, se nos presenta en forma de piedad transmitida y transmisible que, por más que se observe, siempre sorprende con su abrazo cálido de noches ancestrales.
Y así sorprende la Santísima Virgen, Madre del Redentor, Nuestra Señora de la Salud, ya está ataviada para la festividad de Todos los Santos y fieles difuntos. Vestida por Francisco Mira Montoro, a continuación, pueden disfrutar de las fotografías de Miguel Arroyo que la Hermandad de la agonía ha compartido en su perfil oficial en una conocida red social.