Blas Jesús Muñoz. Todo parece apuntar a que, el cambio de actitud (aunque no sea en todas las esferas deseables) por parte de la Alcaldesa, Isabel Ambrosio, en su relación con las hermandades tendrá un primer hecho en que fundamentarse en este mes de octubre. De tal manera, que gracias a la salida extraordinaria de los Titulares de la Hermandad de la Esperanza, la primera edil de la ciudad podrá cumplir con su obligación de representante de todos los cordobeses.
Así las cosas, según informan fuentes cercanas a este medio -amén de manifestaciones expresadas por el propio Concejal David Luque este pasado día 30-, la Alcaldesa se habría comprometido con el máximo dirigente de la corporación de San Andrés a ser ella quien imponga la Medalla de Oro de la ciudad a María Santísima de la Esperanza. Y, si bien en principio nada tendría de extraordinario porque supone una obligación más que una prebenda, no es menos cierto que -ante la situación que el propio gobierno municipal ha creado por sí mismo- es un detalle a tener presente.
A todo ello, cabe recordar que la bella imagen que gubiara Martínez Cerrillo cuenta con un afecto popular fuera de toda duda. Veneración y cariño que condujeron a que le concedieran una distinción ganada con todo merecimiento y que, no cabe duda, ha de ser impuesta por el representante pertinente que no es otro que el máximo representante municipal.
Incidimos en el carácter singular de la noticia puesto que hasta hace bien poco desconocíamos, al igual que era incógnita para la propia Hermandad, si Ambrosio acudiría al acto y cumpliría con el protocolo que parece aconsejable, o bien delegaría, más que probablemente, en su Segundo Teniente de Alcalde, puesto que el primero se ha manifestado abiertamente en contra de cuestiones elacionadas con la Iglesia y no se antoja que su asistencia fuese "coherente".