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viernes, 16 de octubre de 2015

La antigua Virgen de la Esperanza


David S. Pinto Sáez. El origen de la actual Hermandad de la Esperanza se encuentra en la parroquia de Santa Marina de las Aguas Santas, donde el 28 de enero de 1940, reunidos los 27 miembros de su comisión gestora, se lee el escrito de erección canónica de la nueva cofradía. De esta manera en dicha jornada no sólo son leídos los nuevos estatutos sino que también es nombrado como hermano mayor Ricardo L. Suárez Varela. El acto es igualmente aprovechado para anunciarse el nombramiento de camarera de honor a S.A.R. doña Esperanza de Borbón. Se cierra así un rapidísimo expediente que había comenzado el 8 de diciembre de 1939, día en el que tiene lugar el acto constitutivo de la nueva hermandad.

Desde el principio gran parte de los hermanos de esta cofradía son de etnia gitana, siendo uno de los más destacados Rafael Rodríguez Ortega, quien tendrá en propiedad la imagen que durante los primeros años utilizará la hermandad para oficiar los cultos y ser procesionada cada Domingo de Ramos.

De esta manera, ese elevado número gitanos pertenecientes a esta hermandad desde el mismo momento de su fundación, hace que la hermandad comience a ser conocida como la de “los gitanos”, siendo éste el sobrenombre por el que se le nombra incluso en prensa local. Sin embargo su participación no será demasiado destacable dentro de los cargos de responsabilidad, quedando su presencia diluida en el transcurso de los años.

Curiosidades

El primer hermano mayor de la Hermandad de la Esperanza, Ricardo L. Suárez Varela, es tal vez el hermano mayor que menos tiempo ha ostentado dicho cargo entre las cofradías cordobesas, comenzando su mandato el 28 de enero de 1940 y dejándolo el 3 de marzo de ese mismo año.

La imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, propiedad, tal y como se ha descrito anteriormente, de Rafael Rodríguez Ortega, es trasladada a Santa Marina tan sólo durante los días que ocupan los cultos anuales previos a Semana Santa así como la propia Semana de Pasión. El resto del tiempo la imagen permanece en el domicilio particular de Rodríguez Ortega, situada en la plaza de Abades. Para el traslado la imagen es situada sobre un carro, cubierta de mantas y sábanas, y como podemos imaginar sin ningún tipo de abalorio ni joyas. El carro es tirado por parte de la cuadrilla de faeneros que la portan el Domingo de Ramos, siendo estos mismos los encargados de devolverla pasada la Semana Santa.

Algunos años más tarde y debido a la consolidación de la hermandad, la Junta de Gobierno comenzará a establecer contactos con Rodríguez Ortega para una hipotética adquisición de la imagen y su consiguiente traslado a la parroquial de Santa Marina. La propuesta no sólo no es bien recibida por el dueño de la imagen sino incluso por los vecinos del barrio de la Pescadería quienes, temerosos de “perder” a su imagen, comienzan a recelar incluso de cada traslado al que se debe someter a la imagen entre su barrio y el de Santa Marina,  produciéndose verdaderos turnos de “custodia” durante los momentos previos a sus traslados. Estas reuniones alrededor de la imagen se caracterizan por el ambiente “festivo” del acto, con cánticos a la Virgen incluidos, lo que no pasará desapercibido para todo un barrio que tiene a la primitiva imagen como propia.

La intención primigenia es la de acompañar a Nuestra Señora de la Esperanza con la imagen de Jesús durante su Sentencia por Pilatos, siendo ésta la advocación titular registrada tras su aprobación por parte de Palacio. Sin embargo, la tardanza en la adquisición de la imagen de Jesús, contratada al imaginero Juan Martínez Cerrillo en noviembre de 1953, provoca que en Córdoba ya exista otra hermandad con dicha advocación, decidiendo la hermandad su modificación por la de Jesús de las Penas.


Texto incluido en el libro
De Historia y Vida de la Semana Santa de Córdoba.
ABEC Editores









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