Van pasando los días desde que el sábado tuviera que suspenderse la Salida Extraordinaria de la Hermandad de la Esperanza por su 75 Aniversario.
El día, aunque no hubo salida, dio para mucho, muchísimo, ni se lo pueden imaginar. A mí personalmente me vino bien para reencontrarme con muchos amigos de esa Hermandad, hacía tiempo que no hablábamos tanto, que solo nos saludábamos de vez en cuando, y tuvimos tiempo de charlar sobre la marcha de su Cofradía.
Las cosas, no van del todo bien para algunos, yo escucho a todo el mundo, y tampoco le puedo quitar razones a unos y a otros, solamente escucho, por supuesto no aconsejo, solamente estoy atento, y cada cual me da su opinión, su punto de vista.
Pero la jornada tuvo quizá un nombre propio, y no fue otro que Don Rafael Ramírez Galvín. Hay pocas personas que no hayan visto ya los vídeos de las dos famosas levantás que dio nuestra Alcaldesa. La primera, la que no dio y la segunda, en la que sí consiguió tocar el martillo de la Reina de la Esperanza.
Hay ya fotografías con la cara del capataz de San Andrés, totalmente contrariado por haberse “dejado llevar”, y tras haber anunciado que sería la Alcaldesa quien tocara el martillo, fue él mismo el que levantó el paso, teniendo la Alcaldesa que esperar su turno en una segunda levantá.
Galvín, campechano y muy educado, le explicó a la Alcaldesa su fallo, lo cual la máxima dirigente se tomó muy bien, aceptando las disculpas del capataz, que con mucho cariño la abrazó y junto a Ella mandó el paso, hasta que fue Doña Isabel quien lo levantó minutos después.
Rafael Ramírez Galvín y Antonio Morales, han dejado patente en los ensayos para preparar la Extraordinaria que la cuadrilla está con ellos, incluso, el mal trago que se veía venir por la lluvia, no bastó para enturbiar el ambiente de los costaleros, que entre bromas, pusieron buena cara ante el mal tiempo, y como reza en la instantánea de la parada del autobús, ante lo que dicen los mentideros de San Andrés de una muy posible destitución del equipo de capataces de María Santísima, la cuadrilla entre bromas da buena cuenta del apoyo existente a Galvín, su segundo y sus auxiliares.
Y yo me pregunto, ¿hace falta que echen a Rafael Ramírez Galvín? Cuando las cosas van bien, cuando el grupo humano es bueno, el trabajo no ha sido para nada malo, todo lo contrario, ¿por qué hay que cambiar las cosas y echar al capataz?
No son muchos los meses que quedan hasta enero, es entonces cuando veremos si Galvín y sus auxiliares siguen al frente del palio de María Santísima de la Esperanza, hasta entonces, como ilustra la simpática fotografía que nos dejó el sábado, esperemos que no sea esta la última parada ni para Galvín, ni para su segundo.
Fernando Blancas Muñoz
Recordatorio La Chicotá de Nandel: Llega el día de la Esperanza