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lunes, 7 de diciembre de 2015

La Chicotá de Nandel: Querido José Antonio Murillo


Hace que no te veo desde aquel día de la Magna Mariana. Todo un éxito de esta Córdoba, a la cual se le hace ver si de izquierdas o derechas, para dónde nos dirigimos, aunque tú como buen cofrade sabes bien el camino, el camino de la Soledad.

Tras muchos años te encontré, me sorprendió, tú bien lo sabes, en mi sueño de costal bendecido por los capataces que no de moda, que ya es triste. Blindado por los años de experiencia y ese suburbio de intrusos nuevos que tantos sabemos hay, me amparaba en Javier Romero, Federico Tobar, José Antonio Reyes, Francisco Javier Molina, Chapi, Pachi y sobre todo Lorenzo de Juan.

No es que vivamos lejos Murillo, es que… los tiempos nos acechan, se nos han hecho nuevos o viejos, a la calma o a la víspera, a la historia que cuentan algunos, o al sueño eterno de Carmelo, que aquí en tu HERMANDAD, hicieron sueño realizado y por ti y muchos secundado. Qué más ni menos, hicieron, hicisteis de la nada una HERMANDAD y para lo que muchos es la nada, como las obras sociales, vosotros hicisteis el todo, renegando de todo patrimonio que no fuera labrado por hermanas o hermanos bordando, trabajando madera, estudiando cómo engrandecer a la HERMANDAD, y al final, se hizo HERMANDAD de las manos de unos hermanos que solo hicieron HERMANDAD laborando el futuro de los demás, los necesitados, los que necesitan algo, los que no tienen nada, los que de ese algo que necesitan al acercarse a vosotros descubrieron el todo, hallando alimento para el cuerpo, y mucho más para el alma. La esperanza tras vuestro encuentro.

Llegan días Murillo en que nos encontramos tan presos como entusiasmados. Recuerdo tanto una foto que te hice frente a tu Señor de Salesianos, que no sabes cómo me alegra. El ver a gente tan joven comandando ese paso, junto a mi vecino el Milla o mi amigo Horacio. Y es que siempre que me acuerdo de ti, te recuerdo así Murillo, brazos cruzados en uniformidad y respeto mostrándonos al Señor, Prendido, como muchos nos hemos sentido en ilusiones y sueños, y la estampa tan bella que algunos poseemos, como es que a ese Señor tú nos lo presentes, nos lo prodigues como amor de cordobés a cordobés, para que lo queramos y guardemos tras su Prendimiento. Tú, que todo sueño has honrado de cumplir al estar tantos años al lado de tu Madre.

Ahora llegan fechas Murillo en que todo es ruido, algarabía, jaleo, trova, o como le quieran decir los chavales jóvenes… reguetón, etc, etc, etc. Nada se tiene en cuenta. Se nos ha olvidado que lo que viene es la celebración de un nacimiento, llamado solsticio de invierno por una imbécil, del que la creó a ella, a nosotros, y a la madre que la parió.

He visto y probado yo que vivo fuera, que hay personas que ahora van por las casas, sin pedir más que… legumbres, leche, productos imperecederos, y que saben que ahora llegan las Hermandades, llegan los productos fructuosos de comercios para su fin, que es hacer ver que hacen algo por los demás, los eslóganes de determinados sitios, para total, dejar de ser útiles el resto del año, que es cuando su utilidad se necesita.

No voy a entrar Murillo en esos temas. Te envidio, sinceramente. A ti te envidio y a tus hermanos. La insistencia o la razón es bien fácil. ¿Cuántos seres queridos van a pasar sin sus familias o amigos estas navidades? Se supone que estas fechas son para la familia, nos gusten o no, que claro ha quedado en antiguas chicotás, a mí no me gustan. ¿Sabes van a pasar las fiestas Murillo? Algunos, en aislamiento. El anciano en el asilo, solo, sin hijos… El padre aquel, sin padres y con hijo, pero separado… La madre de este mismo caso, pues en viceversa…

Lo que queda claro Murillo, es que ya no te diré como la última vez, que si no hay hermanos para hacerse cargo de esa GRAN HERMANDAD como es la Soledad que tú comandas, te admiro mucho, y por mucho o por algo será.

Para el cofrade que se encuentre solo, en estos días tiene la mejor compañía. Quizá, no habrá un hijo presentando a su novia en sociedad, quizá, ya su señora no pueda felicitarle las navidades, o su marido. A veces, no estamos todos los que queremos, pero como bien dice Ella:

Con luz íntima os espero,
mi casa, está en Santiago,
sin buscar porqués ni quiero,
como Madre, doy amparo.

Me busca aquel que adolece
de compañía familiar,
mi familia crece y crece,
y conmigo la encontrará.

Sin riquezas ni cuestiones,
soy yo, la Madre del Cielo,
deja en mí tus tentaciones,
tu soledad, sé sincero.

No te prometo riquezas,
mis hijos, bien lo predican,
si a los demás todo entregas,
tus penas, ante mi abdican.

Olvida ya la Soledad,
Ella colma de alegría,
Ella espera en la intimidad,
Madre de compaña y guía.

Dedicado a todos los que alguna vez asistieron a los que vieron solos, sin mirar a otro lado. A los ilustres cofrades que salen en carteles, o radios, o quieren ser algo en la vida escondiendo la verdad entre este mundo donde solo se necesitan personas que hagan algo por los demás, no se pongan traje y chaqueta, pues al final, solo es portada y pandereta.

Dedicado a tantos amigos como he tenido que siempre me han ayudado, siendo mi soledad perfecta, mi apoyo, piedra donde levantarme, y sobre todo a mi amigo Murillo, la humanidad y humildad hecha persona. De los que no matan por nada humano y terrenal, sino que ganan camino día a día por un merecer y sin dudar enfrentarse a Cristo por sus obras, que yo sepa, todas buenas, al amparo de su Reina y Bella siempre, Soledad. La soledad para muchos va a ser suplicio en estas fechas, y para los hermanos de esta HERMANDAD, va a ser dicha y compaña bendiciendo sus familias.

Preparémonos para el Nacimiento del Salvador, pero no descuiden al amigo que se encuentra solo, al familiar al que no han echado cuentas en todo el año, a la persona que necesite cariño, amor, cuidado y consejo… y si no, llámense Cristianos, pero Ronaldos, pues no serán CRISTIANOS cuando impidan que el amor se adueñe de sus vidas. Menos mal, que siempre para aquellos olvidados, quedará… La Soledad.

También dedicado a ti, que crees Beatriz que nunca te escucho, pero mi forma de ver la vida es así, dar poca importancia hasta a las cosas que me pasan. No te preocupes que todo pasa, Dios bendiga tus dichas y problemas, pues tú, en la tierra, has estado en los míos. Siempre, a duras penas, y para mayor cosecha con la lejanía, que eso merece más respeto por tu ayuda. A mis amigos en estas fechas, por si les he fallado, solo espero hayan tenido siempre mi cariñosa, o cariñoso respeto y ayuda en Soledad, la que la Madre de Santiago nos deja, nutre a todos y siempre, siempre, reparte cada Viernes Santo por las calles, como dice mi amigo Murillo, con pocos hermanos, pero de calidad.


Fernando Blancas








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