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jueves, 3 de diciembre de 2015

La Chicotá de Nandel: Te espera la Misericordia del Señor


Vivimos pendientes de quién o cuál va a ser el capataz de aquí o allá. Como dije el otro día, por ejemplo, lo del Amor ya se veía venir, y más aún lo de Morales en la Paz, que por otra parte, era lo más lógico y acertado.

Vivimos con cuestiones, para nosotros puramente indispensables, sin regocijarnos quizá en lo que en verdad ocurre en nuestras hermandades, ya no en la vida de Hermandad, importantísima, sino en la pureza a veces de las personas que la componen.

El Hermano Mayor de la Paz a primera hora de la mañana de ayer, entre la sorpresa, la tristeza, la más profunda incredulidad, me daba la noticia de que había fallecido alguien que para él, estaba dando, según sus palabras, textualmente, “un aire a la Hermandad de la Misericordia que muy pocos Hermanos Mayores habían conseguido, incluso, en el trato con Hermandades del mismo día u otros, con las que no se tenía tanto roce o apego. Para todos había sido una sorpresa, pero sobre todo una malísima noticia por la persona, a la que algunos estaban empezando a conocer, encantados de su trato, su palabra y sus gestos con los demás”.

Cuando se va una persona, duele. Cuando se va una buena persona, quizá nuestra mirada no tenga que ser al pasado, sino más bien al presente, nuestro presente.

Compañero de mi tía en lo laboral, la cual habla maravillas de José Carlos Larios, solo espera que el vacío tan grande que deja en una empresa, también grande, se sustente con un buen recuerdo por todos de la persona, el compañero, el trabajador, el amigo.

José Carlos, prácticamente no hacía una semana que había sido confirmado por el Obispado de Córdoba como Hermano Mayor de esta Hermandad de tanta solera, de tanta historia, a la que han pertenecido y pertenecen cofrades de inmenso calado y profunda obra de nuestra y para nuestra Semana Santa.

¿Y ahora qué? Muchos ya han pensado en lo vano, en lo sumamente irrespetuoso. Yo sé que la Hermandad tendrá que seguir, claro está, y más este año con los cambios que todas las hermandades tienen que hacer y el saber estar entre las mismas que deben cumplir, pero yo respondería, ¿ahora qué? Pues yo lo tengo bien claro.

El mejor homenaje que sus hermanos podían hacerle a José Carlos, no es otro que confiar en su proyecto. Él presentó, señaló un camino, y los hermanos estaban prestos y dispuestos a seguirlo. Como punta de lanza, formó una Junta de Gobierno, y creo que debería el Vice-Hermano Mayor, Teniente de Hermano Mayor, o como en esta Hermandad se nombre al segundo en lista, justo detrás de José Carlos en esa Junta de Gobierno ahora golpeada por la desgracia, el que deba llevar a raja tabla el guión, siempre dentro de la realidad y los sueños, las posibilidades a fin y al cabo, que José Carlos tenía para su Hermandad y sus hermanos.

José Carlos se ha ido para observar desde las alturas cómo su mujer y su hija Amelia, seguirán avanzando en la vida con su recuerdo, tirando de los problemas con valentía, avanzando, como él avanzaba con el paso del Cristo del Remedio de Ánimas. Se ha ido para con su Cristo de la Misericordia, disfrutar juntos, en amor pleno de Padre a hijo, de hijo a Padre, celebrar juntos el año de su Cristo, el año de la Misericordia del Señor.

Ya José Carlos, está donde todos creemos, pensamos, o queremos algún día estar, solo queda rezar por su alma y sobre todo, que su alma, sus ideas, ese camino que él quería transitar junto a sus hermanos, todos hacia Cristo, no quede en el olvido. Ahora no hacen falta elecciones, ni campañas, ni papeletas… solo hace falta la memoria, tanto por lo que hizo en vida, como por lo que pueda reprocharnos desde allá arriba, en nuestro reencuentro tras la muerte, o el comienzo de otra nueva vida junto a Dios.

Hasta siempre José Carlos, sé que alguna vez dijiste a mi tía leías mis artículos, espero te llegue también esta chicotá, mi hasta siempre, y sobre todo, mi respeto como hombre, como buena persona, como buen cofrade, como buen hijo de Dios, que a definitivas cuentas tú creo conseguiste más que yo y más que algunos, tu ejemplo es aquel en el que ahora mirarnos esos que vamos a veces algo perdidos, para cuando lleguemos allá arriba, poder reencontrarnos contigo. Hasta siempre 

José Carlos, descansa en paz, recibiendo la Misericordia de tu Señor. 

Fernando Blancas





Recordatorio Luto en la Misericordia




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