Blas Jesús Muñoz. La historia no conoció un regalo más grande que la Encarnación del Verbo. El Logos, Dios hecho hombre para sembrar el mundo de esperanza y dotarlo de su sentido verdadero. Un regalo que trasciende a la historia y demuestra el amor infinito hacia el género humano.
Un amor que se transmite en el hecho de su nacimiento. Humilde, como los desfavorecidos a los que ama con mayor ternura. Humilde y tan complejo como el hecho de que por su nacimiento (nacemos con Él en el Bautismo), nacemos, morimos y resucitaremos al final de los tiempo.
Toda esa complejidad y su mensaje redentor se muestran en cada Belén. Desde el que está sobre la mesa de cualquier hogar hasta el Belén Municipal, cada representación del nacimiento de Jesús nos traslada a una Córdoba que se mueve esperanzada por su mensaje y que Antonio Poyato ha sabido reconocer en cada uno de los magníficos reportajes que nos trae durante estos días.
Recordatorio Entre Belén y la Rocina