Blas Jesús Muñoz. Apenas restan poco más de dos meses para que la Hermandad de la Entrada Triunfal salga a las calles de la ciudad y una de las semanas santas más novedosas que se recuerdan inicie su camino hacia la historia. En buena medida, ello se debe al paso íntegro de todas las cofradías por la Catedral y ahí se halla la primera -seguramente fundamental- de las claves que, a continuación, les ofrecemos.
Del éxito del paso de las hermandades por el templo dependerá el futuro de la implantación unánime del mismo en el futuro. No cabe duda de que, hasta la fecha, el esfuerzo de las distintas corporaciones ha sido máximo, así como la generosidad mostrada en aras de la consecución de un objetivo finalista. Toda vez que las diversas instituciones implicadas hasta la presente (Agrupación y Cabildo Catedral, fundamentalmente) han prestado todo el apoyo posible para que esta empresa llegue a buen puerto.
Seguridad
Unida indisolublemente a la primera de las claves, en el horizonte cercano de quienes, de un modo u otro, analizan el momento actual de las cofradías, se sitúa el temor de que las autoridades civiles (llámese gobierno municipal) conviertan el manido asunto de la seguridad en un caballo de batalla insalvable. Un hándicap del que cabe recordar el reciente fiasco que acarreó la suspensión de la Cabalgata de Reyes y que suena con una melodía que tiende más a la excusa que a la realidad. Sin olvidar que, hasta la fecha, más de la mitad de las corporaciones penitenciales acuden a la Catedral sin que se haya habido ningún tipo de sobresalto.
Cambios de estilo
En unos días conoceremos la decisión de los hermanos de las Angustias, acerca de la reforma del Reglamento de Régimen Interno que puede propiciar un cambio sustancial en el acompañamiento musical (por ende, en el estilo de la cofradía) de bastante repercusión en la Madre y Maestra de las hermandades cordobesas.
A tal cambio hay que sumar el de los responsables de los pasos en numerosas cuadrillas. Evidentemente, dichos aspectos no son comparables al primero, en repercusión. Si bien dan muestra de una inestabilidad creciente en el seno de bastantes corporaciones. Hecho fácilmente constatable, al comprobar que han sido doce los cambios de capataz en un año natural (el número aumenta considerablemente si sumamos los acontecidos en 2014), máxime teniendo presente que uno de ellos, por decisión propia, no ha pasado del mes en el mismo.
Autofinanciación
Una de las claves más interesantes la dejamos para el final. La autofinanciación de las hermandades comienza a tornarse más que en un desideratum, en una necesidad imperiosa. Las trabas que ha venido poniendo, desde su acceso al poder, el actual gobierno local, no hacen sino poner de relieve la necesidad de que ninguna corporación se vea sometida a ataduras económicas que no caminan sino en pos del detrimento de la libertad y la autonomía de las mismas.
Foto Antonio Poyato
Recordatorio Enfoque: Una ojeada al panorama musical de 2015