Suspira el querubín por que el día de las carrozas estaba
tan seco que nadie diría que suspendieron la Cabalgata. Se le agacharon
las alas con la noticia mientras veía como un hombre y una mujer se
vociferaban, pero como no llevaban distintivos no pudo reconocerlos, o
tal vez se tiñó de Rubio y se hizo el sueco para no dar rueda de prensa.
Suspiros alados por esas juntas que se desgranan
extraordinariamente y van perdiendo más miembros que el antiguo partido
de Rosa Díez. Y ya nadie sabe si quien saqué la procesión será el que
manda o tendrán que vestir de Nazareno y darle vara a algún miembro de
la banda.
Suspira el Ángel porque que sabe que en algo parecido a una
redacción alguien lee las noticias preocupado porque no son las de los
suyos que salen de otra forma que recuerda al que lee primero,
reflexiona después y al final le sobrevuela la dimisión.
Joaquín de Sierra i Fabra