Dice un dicho popular: "Por Santa Lucía, se acortan las noches y se alargan los días". El refranero, como siempre, lleva razón. Los días se notan más largos en este pueblo dormido. Un pueblo que es legatario de una variada y diversa cultura, de la que se fue impregnando de los pueblos que pasaron por él. Tal vez esa variada y poco homogénea mezcla, ha dotado al cordobés de una personalidad un tanto peculiar. Para unos es una muestra de identidad de los habitantes del pueblo, a la que llaman "senequismo", y para otros no es más que una muestra de dejadez, que roza el abandono más absoluto hacía las cosas de vital importancia, exaltando lo nimio e intrascendente.
De esta última está haciendo gala el consistorio que rige, o gobierna, actualmente los designios de este pueblo. Un ayuntamiento, que con más ruido que nueces, es portada en la prensa nacional, día sí, y día no. Pero no vaya a pensar el lector que es debido a su sentido de gobierno en aras de engrandecimiento de la ciudad, sino todo lo contrario, por sus continuos brindis al sol, o al populismo más radical, en lugar de legislar para subsanar y enmendar los problemas que afirman tiene este pueblo milenario y los ciudadanos que los habitan.
Lo último ha sido la moción que libera y autoproclama al pueblo como ciudad libre de circos con animales. Otra más y van. El circo fue siempre, y aún lo continua siendo, una actividad empresarial legal en España, y ellos, aun conociendo fallos judiciales que amparan a los empresarios circenses, ha optado por esta medida, en la que irracionalmente también han incluido al toreo, y que convierte el salón de plenos del consistorio cordobés en una gran pista de circo, parecida a la del desaparecido Price madrileño.
Para circo también el que han montado las cofradías cordobesas con el tema de la "doble" carrera oficial del año en curso, que contempla el paso por la tradicional, Claudio Marcelo y Tendillas, y la votada por unanimidad en asamblea de hermanos mayores de realizar todas, estación penitencial en la Santa Iglesia Catedral.
La visita del Obispo previa a la asamblea fue influyente en la decisión final, aunque ahora visto lo que se está viendo, se está comprobando que fue tomada de forma ligera y muy mediatizados por las decisiones y presiones de los políticos que nos des-gobiernan, así como la presencia de la máxima autoridad de la Iglesia en Córdoba en la ya apuntada asamblea.
Ahora todo es un rompecabezas. Quitando las jornadas del Martes y Viernes Santo, que ya optaban por la formula de hacer los dos itinerarios en años anteriores, los demás días están siendo un autentico laberinto. Pasos que no entran por sus dimensiones al interior del templo, y que obligará a la instalación de un altar en el arco de Bendiciones, horarios de salida y entrada a horas poco razonables el días laborables y sobre todo líneas rojas, palabra de moda, marcadas que algunas corporaciones no están dispuestas a traspasar.
Los días son más largos, pero los que quedan para Semana Santa se van acortando de forma rápida. Los acuerdos son cada vez más complicados, se habla de presiones y división desde las mismas cofradías que ahora ven un disparate hacer lo que por unanimidad se aprobó, incluso las que integran el Lunes Santo amenazan con dejar las cosas tal y como están. Si el hacer todos estación de penitencia en la Catedral fracasa, las cofradías serán las únicas responsables de un despropósito que puede suponer un punto de inflexión, en lo negativo para el futuro de la Semana Santa cordobesa. Hay que dejar el ombligismo y los egos y remar en la misma dirección para el bien de todos, porque el circo es mejor que siga instalado en otras instituciones, que de fracasar esta iniciativa verán como un fracaso nuestros verdaderos propósitos de hacer estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral.
Quintín García Roelas
Fotos: Antonio Poyato
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