Así nos luce el pelo a todos los que amamos la Semana Santa. Me duelen los ojos de ver tantos comentarios en redes sociales que sólo quedan en eso, en meras reflexiones de momentos de calentón. ¿Qué hacemos los cofrades cuando día a día nos siguen pisoteando? Pues nada. Desahogarnos en facebook o twitter, o simplemente en la barra de un bar en una tertulia. También dejamos la lucha a otros, es más fácil ver los toros desde la barrera.
Seguimos dormidos, no sé muy bien si es porque aún estamos empachados de las copiosas comidas navideñas o porque tenemos este carácter tan... pasota. Qué envidia ver la muleta, el estoque y las banderillas ya preparadas para luchar. Sin embargo, el costal, el cubrerrostros y la capa, aún huelen a cerrado en el armario de la casa de los abuelos o los padres.
Qué pena que dejemos luchar sólo a unos pocos, que los dejemos a cuerpo descubierto en el campo de batalla. Parece ser que sólo salimos cuando el azahar ya está en flor, cuando el incienso inunda numerosas calles de nuestra ciudad. Tendremos que echar mucho incienso en Capitulares, a ver si así despertamos.
Qué pena que además critiquemos a los pocos que se atreven a luchar junto a los que están batallando. Estos valientes no se casan con nadie porque nada les deben a los que nos quieren quitar lo nuestro; no se casan con ellos porque no dependen de aquéllos que nos ahogan cada día más. No se casan con nadie porque no tienen miedo a decir lo que sienten, porque en ello tienen su corazón.
Tenemos que salir, gritar, luchar por lo nuestro. Coger la muleta y el estoque y entrar a matar, que ya hemos tenido avisos de la Presidenta de Capitulares.
Raquel Medina
Recordatorio Sendero de Sueños: Respeto