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lunes, 8 de febrero de 2016

La Chicotá de Nandel: Artistas cofrades


Duele a veces la injusta y desmedida fuerza que se hace contra un trabajo silencioso y callado, altruista y que para nada busca lo económico. Asusta la saña con que algunos impiden que personas, las cuales, desarrollan un instinto creativo que crece, a base de experimentar en el día a día, mes a mes, año a año, realizando su pasión, ejerciendo su derecho a expresión artística.

Como siempre utilizamos lo superficial, comercializamos con el boca a boca lo frustrado llevado a artístico, no nos paramos a detenernos en aquello bello que muchas personas altruistas de la calle, autónomos de la Semana Santa y sus vísperas, que con mera intención de desarrollar su arte, sus sentimientos en cada uno de sus campos, enriquecen nuestra cultura poniendo su sello, su granito de magia.

Es quizá eso lo grave y pieza fundamental de este enrevesado puzzle de calamidades. Hoy en día no viven la mayoría de las Juntas de Gobierno, ni siquiera algunos cronistas y mayordomos, guardando para los que vengan, aunque sean sus hijos o nietos. Porque... ¿y si el que venga ya no somos nosotros? He ahí el problema. No se cuida a veces, que no siempre, aquello que deja regusto al que se para a mirar, a disfrutar, a paladear una buena obra, una buena foto, una buena saeta, un buen busto, talla, cirial, naveta, una buena marcha.

Algunos se centran en verse cincuenta veces por youtube la chicotá de no se qué, o el porrazo que tanto le hizo reír de aquel Paso de Misterio contra aquel farol, la rotura de aquella tulipa, el gallo de aquella corneta o trompeta, etc, etc, etc.

¿Dónde está el amante del cante, la poesía, la música, el texto, orfebrería, fotografía, pintura, bordado, la gracia de vestir Imágenes, el arte de poner la cera, el andar de los Pasos serios con regusto a añejo, Pregones, altares de Cultos, Talla de Pasos, o la imaginería? Y hay más y más y más y más recovecos por donde el artista cofrade se cuela, aparece, innova y crece, y crece y crece, aunque nadie lo llame para nada, aunque nadie le ofrezca una simple ayuda a su desinteresado trabajo. El artista cofrade siempre está ahí, a pie de calle, pues ese es su escenario, su lugar de exposición, su mejor book, su hábitat, y sobre todo siempre, en cualquier momento.

No hay descanso para estos artistas, como no hay a veces ayuda. En concreto, si podemos fastidiar en algo, ahí estará casi siempre el cofrade. Ese cofrade que a buen seguro no entiende más que de su ombligo, y no ve más allá, y no entiende de cultura, pues esa cultura que frenamos es la que perdemos y esa que perdemos es la que no volverá y para mañana, se habrá por y para siempre perdido.

Quizá lo importante sea el tonto que con su vestimenta ensucia la labor de costaleros históricos de la ciudad, o aquel otro que solamente busque la esquina en la fila de la banda porque si no ya va a disgusto, porque ¡oiga!, es que ahí roneo yo más en el encuentro con vecinos y amigos, o como decía el otro, voy vacilando con las nenas.

Quizá, sea eso lo importante. O aquel señor al que debería dar vergüenza coger solamente un alfiler y ponerse a los pies de una Reina, u ostenta un cargo de Junta, que ha conseguido por pago a favores sucios en contra de unos a los que la nómina de su Hermandad llama "sus" hermanos. O aquel, que sin más ganas de hacerse artista o entendido, se carga toda la labor de cuadrilla y banda al elegir, bueno, elegir de forma catastrófica el guión de marchas en el día de salida. ¡Idiotas!

O quizá lo importante sea el ser Capataz, cuando no vales y, es más, nadie debía permitirlo, jugando con los cuerpos y la salud de jóvenes y mayores. O el ser contraguía con 0 nociones de nada, jugando con un patrimonio que a veces, no se arregla luego con una restauración, perdiendo así aquello que otros guardaron para nosotros como oro puro.

Ese sujeto que se ve coplero, mancillando incluso con su peculiar garganta hasta templos de la ciudad, o aquel, que solamente critica al artista, sea verdaderamente un artista, el artista más de moda, el que está en pro del fallo, para luego la mofa, donde él, si que domina y es reconocido.

Quizá si, quizá sea este el verdadero artista que se está fraguando cada vez con más fuerza en nuestras Hermandades. Yo, si a nadie molesta, seguiré apoyando y defendiendo a aquél que por ejemplo realice una foto, una instantánea que pueda quedar en nuestra retina años y años, o pasar a ser cartel o portada de alguna publicación. Eso sí, lo mismo, llega el artista ese que les digo ahora está de moda, y, o no pone nombre del fotógrafo, o plagia, pues hay muchas formas de plagiar, entre otras cortar una firma, o... ya en un papel de artista supremo, ponemos otro nombre que no sea el de la persona que realizó esa instantánea.

Y así es este mundo. Donde la cultura a veces se persigue y a los tontos se llama artistas. Yo me quedo con los perseguidos, será quizá una manía que tengo.


Fernando Blancas Muñoz








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