Todo acabó como se acaba todo en esta vida. Y es que, para que esta celebración esté repleta de momentos tan especiales, tiene que ser como es: eminentemente efímera. Por ello es tan importante vivirla plenamente y tratar de guardar en nuestros corazones tantos momentos bellos, tantos detalles, tantas emociones.
Me queda el mal sabor de las Cofradías que se vieron obligadas a suspender sus estaciones de penitencia y, aún más, aquellas que tuvieron la mala fortuna de ver interrumpida la misma por las precipitaciones. Mala suerte: aún no hemos sido capaces de tapar la ciudad con una cúpula de cristal que garantice la presencia de todas las Cofradías en nuestras calles sin vernos obligados a estar pendientes del cielo. Tampoco creo que la IU de Pedrito Jones ni los podemitas lo hubieran tolerado... y mejor no pensar qué sandez diría la Sra. Presidenta de Icomos de cómo perjudicaría nuestra utópica cúpula a la conservación de la Santa Iglesia Catedral.
¿Hubo decisiones equivocadas por parte de algunas Juntas de Gobierno poniendo a sus respectivas Cofradías en las calles con la inestabilidad de los primeros días? No merece la pena darle vueltas al tema. Se adoptaron decisiones y punto, que es el cometido de las personas que integran las Juntas. En cualquier caso los Titulares vuelven a sus capillas esta misma semana (si es que ya no lo están) y todos podremos ir a rezarles, a pedirles, a buscar consuelo a nuestras penas cada día. Y sus Hermandades tienen un duro trabajo por delante a acometer los 358 (o 359, como este) días del año en que no tiene lugar la Semana Santa. Vayan a echar una mano a sus Cofradías. Sus hermanos se lo agradecerán.
¡Qué hermosa es la Semana Santa! ¡Muchas gracias, Señor, por poder disfrutarla otro año más!
Marcos Fernán Caballero