Blas J. Muñoz. Durante cuatro días consecutivos, la lluvia
aparecía a la misma hora con su ritual de incertidumbre. El Domingo de
Ramos había sido de los que vienen a denominarse, mortal de necesidad y
las hermandades que decidieron dar el paso y realizar sus salidas
procesionales no obtuvieron más que aguaceros. El Martes, por contra,
llovía antes de la salida de la Santa Faz, pero el tiempo quiso dar una
merecida tregua.
Entre tanto, el Lunes Santo comenzó con la frustración de
ver como la salida de la Hermandad de la Merced era suspendida puesto
que el agua se precipitó a esa hora. La tarde no dejó esperanzas a las
demás corporaciones, salvo al Vía Crucis que, adentrándose en la noche
consiguió realizar su estación de penitencia en la Catedral para servir
de prólogo a cuanto acontecería en las jornadas venideras.
El Lunes Santo que no pudo ser nos dejó sin contemplar la
llegada o el regreso de algunas cofradías a la Catedral, el nuevo
romano de la Estrella, los ciriales de la Merced, las mejoras en el paso
del Señor de los Reyes de la Archicofradía de la Vera Cruz o la
impresionante Túnica de los Dragones que estrenaba el Señor de la
Sentencia.
En palabras compartidas en una red social por el Hermano
Mayor de la Sentencia, José Antonio Salamanca, "El Lunes Santo no pudo
ser, pero no pasa nada el año que viene Córdoba espera a la Sentencia.
Ya se acabó la Semana Santa toca descansar y prepararnos para el próximo
año, aunque nosotros los cofrades vivimos la Hermandad todo el año".
El Lunes Santo que no pudo ser dejó tras de sí negaciones,
itinerarios y un esfuerzo colectivo pocas veces visto en la capital. Ya
sólo cabe esperar que sea el de 2017.
Foto: Antonio Poyato