El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos…
Un año más pasó y ahora tan sólo nos quedan recuerdos, pozos de sentimientos, imágenes que se guardarán para siempre como un pequeño tesoro que forma parte de nuestras vidas.
Nos recrearemos y deleitaremos entre, vídeos, sonidos y recuerdos de los días vividos, quizás con cierta melancolía y con algo de nostalgia, sin pararnos a pensar que en realidad, queridos hermanos, esto no ha hecho más que volver a empezar.
Todo acaba y todo empieza, lo fugaz, lo etéreo, lo efímero, es lo que nos hace participes de las verdaderas virtudes de la vida. La cofradía no se cierra, la hermandad debe continuar viva, las cuadrillas unidas, igual que una familia reunida en torno a unos padres que nos quieren y protegen.
Nuestros titulares ya no están en altares de cultos, ni encima de sus pasos, pero siguen ahí, en sus camarines, en sus iglesias y por supuesto en nuestras vidas. Es ahora, cuando la hermandad cobra un verdadero sentido, cuando la unidad debe ser más fuerte. Es ahora cuando realmente comienza el trabajo.
La distancia en el tiempo y esta otra perspectiva diferente, nos hace ver que las cosas espirituales no son validas sólo por 40 días o por una semana al año, y si este mensaje aún no está claro entre los cofrades, algo estamos haciendo mal.
Nuestra misión y la de las hermandades, es hacer catequesis, evangelizar, hacer hermandad, vivir la vida de una manera especial los 365 días del año. Deberíamos vivir el nacimiento, la muerte y la resurrección como el comienzo de un todo, como el punto de partida desde el cual podemos ser mejores y superarnos en todos los aspectos de la vida, principalmente en el perdón, la aceptación, el reconocimiento de errores y de virtudes. Deberíamos mirar a nuestro interior y aceptar que somos instrumentos más, somos escogidos por nuestros titulares para su lucimiento, para su difusión y para engrandecer su mensaje.
Debemos ser conscientes de nuestras limitaciones, saber que estamos de paso por la vida y nadie es imprescindible en ningún aspecto. Nuestros titulares perduraran a todos y a todo, a modas, estilos, protagonismos, mientras exista devoción y actividad en torno a Ellos. Ahí, es donde radica la grandeza de nuestra semana santa y de esta nuestra tradición. Tradición que ha perdurado y perdurará mientras la Fe siga viva todo el año y la devoción, tengan un sitio activo y privilegiado en nuestros corazones.
Manuel Orozco
Foto Gente de Paz