Blas J. Muñoz. Al enunciar casi cualquier ensayo de los últimos años no podemos evitar poner en valor el auge que han experimentado, a nivel humano, gran parte de las cuadrillas de la capital cordobesa. Un crecimiento exponencial que, en algunos casos y más allá de las "modas", viene a dar cuenta de una realidad poco valorada para lo que la misma supone. Y es que detrás de ese auge hay muchas horas de trabajo anónimo durante años.
La canalización del mismo tiene sus frutos ahora, por ejemplo, en los datos que les ofrecíamos el pasado mes de enero a resultas de la igualá de la cuadrilla de la Cena que dirige Carlos D. Lara, la cual dejaba la nada desdeñable cifra que superaba el centenar de costaleros dispuestos a ser los pies del Señor de la Fe. Meses más tarde, la corporación de Poniente debe otra vez felicitarse por el trabajo que vienen realizando, a cuentas de una nueva igualá.
En esta ocasión, se trata de la realizada para el pasito de la Inmaculada que estará integrado en la salida procesional de la Octava del Corpus que realizará la cofradía del Beato Álvaro el próximo 4 de junio. Los datos no dejan lugar a la duda, en un paso que "calza" doce costaleros se han presentado más de cuarenta aspirantes a formar parte de la cuadrilla.
Con edades comprendidas entre los 12 y 17 años de edad, la respuesta de estos chavales viene a dar cuenta de la importancia que poseen las cofradías para los jóvenes y hacen augurar un horizonte cargado de ilusión y de patrimonio humano que, a la postre, es el mayor activo que poseen las hermandades, como en tantas ocasiones ha quedado demostrado.
