Dicen que cada Rocío es diferente. Que a pesar de pisar las mismas arenas, ir con la misma reunión, vivirás sensaciones distintas. ¡Qué verdad tan grande!
Este año, para los peregrinos está siendo duro, muy duro, la lluvia se ha convertido en fiel compañera de fatiga. No da un respiro. ¡San Pedro, hijo, cierra el grifo!, sin embargo, los que no dejan solo ni un minuto al Simpecado este año disfrutarán más de la compañía de nuestra Madre y su Divino Hijo.
Dicen que la fe mueve montañas; que el camino se demuestra andando. Eso están haciendo los rocieros. Su fe en María, en su advocación de Santa María del Rocío, no les hace perder la alegría y la esperanza.
A final de esta semana todos llegarán a la aldea rebosantes de fe, con ganas de encontrarse con Ella. Poco importará ya los avatares y el duro camino, la lluvia o el barrizal. Sólo importará su presencia. Sólo importará postrarse ante su maternal mirada.
¡Ánimo peregrinos! La Señora está con vosotros.
Raquel Medina
Recordatorio Sendero de Sueños: Y sueña...