Juan Pérez. En estos últimos años, o me atrevería a ampliarlo a lo que llevamos de siglo XXI, las salidas extraordinarias han cobrado un protagonismo exclusivo para celebrar cualquier tipo de efemérides, sea la que fuere y tenga la importancia que se le quiera dar. Y hasta algunas cofradías muy reputadas han aprovechado, aunque sea sobre parihuelas, para sacar a alguno de sus titulares a las calles de Sevilla.
Hay quien lo considera desmesurado y hasta el Arzobispo emitió un Decreto hace año y medio que regula, con suerte dispar, las condiciones que deben producirse para obtener la licencia de Palacio. es cierto que en Sevilla capital se ha aplicado muy tímido todavía, pero en la provincia sí se han dado casos de no aprobación de ciertas salidas extraordinarias.
Sin embargo hay hermandades que no necesitan que se les deniegue la extraordinaria porque no se la plantean ni porque se cumplan cuatro siglos desde su fundación. La decisión de la Hermandad del Amor de no contemplar una extraordinaria para 2018 por sus cuatrocientos años ya es de dominio público. Por el contrario la idea que prevalece en la corporación es la de organizar celebraciones litúrgicas y actos culturales de profundidad para hacer retrospectiva de lo que ha sido su propia historia.