José Barea. Granada, ciudad paradisiaca conocida mundialmente por la Alhambra, alberga una de las Semanas Santas más bellas para quien les escribe. De todas ellas, una Hermandad cautivó de forma especial mi corazón cofrade. Se trata de la Hermandad de los Favores, que procesiona cada Viernes Santo por las calles de la ciudad dando magistral y católica lección de cómo han de hacerse las cosas durante una estación de penitencia.
Especial admiración me produce el caminar cadencioso y elegante del Santísimo Cristo de los Favores, majestuosa obra del círculo de Pablo de Rojas allá por el siglo XVI. Todo ello al son de una de las mejores agrupaciones musicales del panorama nacional cofrade, la de la Pasión de Linares. La conjunción compuesta por el andar dulce y sosegado de la cuadrilla y las melodías jienenses es de esas que cualquier cofrade debería contemplar, por lo menos, una vez en la vida. No se pierda su paso por la Plaza de las Pasiegas, levantá a pulso mientras suena la marcha Lloras en tu Soledad rompiendo el silencio de la noche del Viernes Santo.
Serán cuatro Viernes Santos más los que esta bendita alianza continuará deleitando a la Andalucía cofrade. Sin duda, un ejemplo de cómo ha de ser el caminar de cualquier crucificado al son de una agrupación musical. Por repertorio, por elegancia al caminar, por compostura y por entrega total de una parte hacia la otra, y de la otra hacia la una. La grandísima formación linarense cumplirá diez años viendo la trasera del magnífico crucificado nazarí. Como decía el maestro Manolo Santiago, que los años se rompan en el tiempo, y que esta conjunción perdure por siempre en él.