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miércoles, 24 de agosto de 2016

El fraile que quiso timar a Miñarro


Adrián Martín. El titular podría ser el de una película o una novela, pero bien podría serlo para la historia que a principios del mes de agosto el profesor Juan Manuel Miñarro dio a conocer en redes sociales y, tras su denuncia pública, se han sumado a ésta otros imagineros como Jaime Babío y Lourdes Hernández.

Cuando a finales del mes de julio el imaginero sevillano Juan Manuel Miñarro recibió una llamada telefónica, no esperaba que tras ella se ocultaría una historia que todavía a día de hoy, es difícil de creer por todo lo que ello conlleva, pese a que en un principio todo parecía ser un nuevo encargo de los tantos que el profesor recibe a lo largo del año.

Un supuesto dominico tinerfeño, Fray Juan Gómez de la Rivera, fue el encargado de llamar al taller del profesor para solicitar la creación de una dolorosa para el convento del que el propio Fray Juan Gómez era Prior, ya no sólo del convento, sino Prior General de la Orden de los Dominicos. Fray Juan Gómez incluso mencionó que fue Cardenal Carlos Amigo Vallejo quien le recomendara al profesor para la nueva dolorosa.

La historia prosigue cuando Juan Manuel Miñarro tuvo que declinar el trabajo por la cantidad de encargos que ya tenía que realizar para las fechas que el fraile le propondría, incluso, llegando a ofrecerle una cifra considerable, nada más y nada menos que 150.000€ para la dolorosa, de nueva factura o una ya realizada. Esta oferta desorbitada fue la que hizo sospechar al profesor Miñarro y empezar a indagar sobre la posible estafa que podría tramar tras la llamada, pero mantuvo el contacto con el interesado fraile dominico para intentar descubrir más datos.

Juan Manuel Miñarro investigó sobre Fray Juan Gómez de la Rivera y su alto cargo dentro de la Orden de los Dominicos, no encontrando a nadie llamado así, y, preguntando por él, nadie le conocía ni tenía constancia de la existencia del interés desde Tenerife de una dolorosa de su obra. Pese a ello, Miñarro prosiguió con sus conversaciones y, el que ya resultó no ser fraile, se interesó por comprar la talla de la Virgen del Amor, que estuviera en la Parroquia de San Isidoro de Sevilla entre 1991 a 2002, quedando en posesión de su autor de nuevo. Para recabar más datos de su auténtica identidad, le envió a través de Whatsapp una colección de fotografías de la obra quedándose "Fray Juan" tan maravillado que, junto con sus hermanos reunidos en Capítulo, le ofreciera su adquisición.

Mediante el número de teléfono móvil que usaba el supuesto fraile en una búsqueda de internet apareció en Facebook el número asociado a una usuaria que nada tenía que ver en nombre o apellidos con el "prior". Señalándole este hecho a él mismo, el fraile dijo que le dejó su móvil a una seglar para activar fija cuenta.

Durante todas las conversaciones que se mantuvieron a lo largo de los días, el lenguaje empleado por la persona que suplantaba la identidad sorprendía por sus comentarios despectivos hacia imágenes sagradas veneradas y las continuadas menciones al Cardenal Amigo Vallejo hizo que el propio escultor llamara al secretario del cardenal para comunicar lo que estaba ocurriendo, quedando éste a la espera de noticias.

La culminación de la historia llega cuando el fraile puso rumbo a Sevilla, instándole de nuevo al imaginero sevillano a la venta de la Virgen del Amor por 60.000€ ya que iba a ser incluso coronada posiblemente por Su Santidad el Papa en 2017, algo totalmente descabellado si se tiene en cuenta el proceso que conlleva una coronación canónica.

Tras su supuesta llegada a Sevilla, el fraile no dejaba de poner excusas para no quedar con Miñarro, y éste, harto de esta suplantación, le comunicó todo lo que ya sabía y que procedería a poner la denuncia correspondiente por suplantar la identidad. Ante estas palabras, quien ya no era fraile y realmente todavía no se sabe quién es, mostró su arrepentimiento y excusándose diciendo que era "un mandado".

El final esperado ha sido la denuncia pública, aunque todavía no ha sido policial, para que los artesanos cofrades no caigan en el juego de esta persona, y, a la luz de los hechos, no ha sido el único en ser usado por todavía no se sabe qué propósito. Aun no habiendo delito, sí que se han dado a conocer los números y los datos del "fraile" que obviamente, por la LOPD no podemos compartir.






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