Guillermo Rodríguez. La imágenes devocionales constituyen el ancla al que se aferra la conciencia particular del individuo que se ampara en la fe que compone la raíz de su esencia, en los instantes en los que la necesidad precipita el sentimiento al abismo del desasosiego que se deriva de este mundo canalla en el que nos ha tocado vivir. Por eso, el católico, el cofrade, busca con frecuencia entre la tempestad, la luz que le devuelva al mar en calma y a la orilla del consuelo.
Los hermanos de la Estrella son perfectamente conocedores de que es la mirada infinita de Madre que se halla siempre expectante en su hogar de la Huerta de la que Ella es Reina, el oasis perfecto en el que la tribulación se transforma en guía para encontrar el camino de la verdad que conduce hacia el Divino Redentor y en el cauce que permita alcanzar su Reino. María se erige de este modo en la Estrella polar que marca el sendero adecuado hacia el Paraíso.
Por eso adquiere una importancia capital cada gesto, cada palabra, cada fotografía, que pueda convertirse en faro para hallar el rumbo justo y el viento que alimente las velas por la ruta de la perseverancia. Los responsables de las redes sociales de la Hermandad de la Estrella, conscientes de esta premisa, regalan al universo cofrade con asiduidad, escenas cargadas de un profundo significado como ha ocurrido este mismo lunes, en el que una fotografía de Paco Afán ha ilustrado una frase colmada de una fuerza incuestionable que no precisa de añadidos. “Ella es la que hace que los lunes sean especiales para todos nosotros...”, la presencia que es capaz de divinizar cada jornada en la que el ser humano se enfrenta a la lucha cotidiana. Nada más que añadir... es innecesario...