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jueves, 29 de septiembre de 2016

Con la venia: Morir de éxito


Desde luego no estamos en los tiempos que siguieron al edicto del obispo Trevilla, eran décadas en que una luna mortecina cayó sobre las cofradías cordobesas, tanto es así que el pueblo cristiano se sintió desvinculado de su Semana de Pasión, y las Hermandades agonizaron hasta desaparecer en su mayoría. Un episodio que ha calado tan profundamente en el subconsciente cofradiero que estremece la memoria pasados incluso los siglos. Hoy hay una ebullición importante en todo lo que se mueve alrededor del mundo cofrade. Digamos, en términos profanos si se nos permite, que la discusión en torno a la nueva carrera oficial es un debate de crecimiento. Lo que se pretende es que la futura Semana Santa sea en los años futuros más grande, más bella, y más seguida, sin perder su esencia y sentido. 

Procesiones extraordinarias, besamanos extraordinarios, funciones solemnes con ocasión de... Noticias, medios, comunicados, luchas que a veces son cainistas en el seno de hermandades, todo éllo es un reflejo de que el universo de las cofradías tiene auge, que importa y que muchas personas se interesan y sienten las vicisitudes que en torno a él se suceden.

Sin embargo todo esto que en general es positivo; si descartamos los episodios cainitas; si se tiene claro lo que se quiere conseguir y hay la unión que se presupone entre hermanos. Un trabajo no de esta generación, sino de todas las que nos han precedido, que sin duda ha costado un esfuerzo, a veces improbo, se puede ver comprometido si se ponen los intereses particulares por encima de los generales de los cofrades y la ciudad de Córdoba. “Las boutades” los caprichos, el desconocimiento pueden ser muy dañinos

Es hora, como todo en la vida, cuando las cosas van muy bien, de pararse a reflexionar. Hemos llegado hasta aquí, y preguntarnos cómo podemos avanzar aún más, cómo hacer del trabajo bien hecho un legado duradero. No olvidemos que nuestra sociedad de consumo se mueve por modas, por momentos, por impulsos y lo que hoy gusta a la masa mañana ya se ha olvidado. Que las cofradías deben estar fuera de esa dinámica, desde luego, somos  muchos los que defendemos esa posición, sin embargo la realidad es que “el mundillo” adquiere vicios de la sociedad que es su entorno, entre ellos y muy peligrosos el politiqueo en el seno de hermandades, el individualismo exacerbado, la competencia desaforada, y el gusto por el espectáculo inane.

Vamos a ser  transparentes, palabra muy en boga en estos momentos. Hay hermandades que sobreviven con una muy escualidad nómina de nazarenos, y creo que como ya hemos defendido hasta la saciedad en estos artículos, nadie podrá dudar que tras las advocaciones a las que se rinde culto el anónimo penitente es la parte más importante del cortejo procesional. Sin embargo hay personas que en vez de ayudar humildemente y trabajar por “casas” constituidas buscan la permanente novedad; conductas obstinadas se enrocan en en crear nuevas hermandades con advocaciones “importadas”, si una advocación no sirve se le cambia sobre la marcha; otras conductas obvian a la propia iglesia, a la propia parroquia, y crean, o lo intentan,  corporaciones en Centros Cívicos; actuaciones más dañinas hacen idolatría del propio ego y si en “mi Hermandad” no hacen lo que yo digo me voy, con mi circulo de amiguetes, y empiezo otra en otro lugar.  Es el ansia también por “nuevas bandas, nuevos pasos, nuevo, nuevo” 

A todo esto; ¿en la calle Isaac Peral, con segunda puerta o no, están contemplando la posibilidad de una Semana Santa que viene compuesta por más de una treintena de estaciones de penitencia?

Seguirá....


Gabriel Lozano










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