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martes, 20 de septiembre de 2016

El Cirineo: Un nuevo comienzo


Les voy a confesar una cosa. Empieza a aburrirme soberanamente el “Asunto Catedral”. A veces me da la sensación de que al público en general le importa más bien poco si en las reuniones levanta la voz fulanito o menganito, si le responde sutanito o si el hermano mayor de la cofradía x vestía camisa o polo de marca, y lo único que quiere conocer es si habrá o no acuerdo –cuando lo haya-, para cuándo y por dónde. Y todo lo demás se la trae al pairo. Es más, desde mi humilde posición, detecto un punto de hartazgo que se manifiesta en el seguimiento que tienen determinadas informaciones. El cofrade medio está deseoso de que le hablemos del siguiente estreno, de si habrá una nueva banda tras el palio de la Virgen de sus amores o de si el capataz de su cofradía seguirá siendo el mismo la próxima primavera; noticias cofrades, vaya, no pseudopolíticas. Y con el tema de la Catedral sinceramente pienso que hace tiempo que hemos saturado al personal con una serie de datos que al gran público no le interesan prácticamente nada y que hace tiempo que se han convertido más en un ejercicio de demostración entre medios de “a ver quien la tiene más grande”. No se asusten, hablaba de la lista de informadores.

Porque si quisiéramos hablar de política, de la alta o de la que se desarrolla por las alcantarillas, podríamos hacerlo de los auténticos motivos del extraño giro experimentado por el Cabildo catedralicio, que ha tenido su reflejo en el cambio de denominación de la Mezquita-Catedral –de la noche a la mañana y dejando a  más de uno con la boca literalmente abierta-. O de la metamorfosis sufrida por algún hermano mayor, que pregonaba, más bien predicaba, que si no se acometía la apertura de la segunda puerta -¿se acuerdan de ella?- no habría acuerdo de ningún tipo y ahora parece contentarse con sustitutivos mientras se regodea ufano entre sus más íntimos, los de siempre y los recuperados, por haber logrado arrastrar tras la ola a un número hasta el momento indeterminado de presuntos fieles –el ego de algunos es merecedor de un estudio-. O tal vez preguntarnos por las causas reales de ciertas posiciones de partida, o por si han sido determinados “consejos de algún ser superior” los que han inducido que alguno caiga del caballo para ver la luz de la puerta única. O quizá de qué motivaciones pretéritas, amistades y enemistades, han situado a unos y otros en el bando que actualmente ocupan… Pero, francamente, empieza a aburrirme bastante. Eso no se contrapone con el hecho de informar, pero tal vez haya llegado el momento, de racionalizar la información para contar lo que hay que contar cuando realmente haya algo de sustancia que contar. En mi opinión, habrá algo que contar cuando se produzca (o no) un acuerdo entre las partes. Mientras tanto, resulta interesante conocer la visión de los actores, pero para que ésta goce de interés, previamente deberán concretarse muchos aspectos que en estos momentos están pendientes de definición. Lo demás son brindis al sol y llenar páginas por llenarlas.

Prefiero centrarme en que dentro de unos días la ciudad se convertirá en Domingo de Ramos al paso del cortejo del Señor de Córdoba; o del hermosísimo evento que tendrá lugar en Cádiz dentro de unas horas y que retrotrae a mi mente aquella tarde en la que el Silencio entró en parihuela en Jesús Divino Obrero ante la atenta mirada de quienes allí estuvimos; o en la dulzura infinita de Santa María de la Merced que estos días parece más guapa, si eso es posible, o en la impagable labor que desarrolla la Juventud Mercedaria y de la que algunos tan poco hablan; o en la rompedora campaña de captación que está poniendo en marcha la Agonía con el rumbo fijo en el sueño de que la Virgen de la Salud inunde con su magia las calles de la ciudad, en un futuro que se halla al alcance de la mano; o en si conceden a la Estrella que su titular presida el próximo Vía Crucis de la Agrupación para convertir un traslado en toda una extraordinaria; o en si Humildad y Paciencia saldrá en 2018, por más que lo niegue quien venía a traer al mundo la Paz capuchina; o quizá en si realmente será 2020 la fecha mágica para los hermanos de la corporación del Miércoles Santo… hay tantos asuntos de los que hablar, tantas cosas que contar, que prefiero dejarles a otros la política y hablarles de cofradías. Claro que hay que denunciar los ataques recibidos desde determinados ámbitos por el universo cofrade, y den por hecho que seguiremos haciéndolo, pero eso no es política sino supervivencia.

Y es que a veces, solamente a veces, la vida ofrece oportunidades de cambio que emanan de los acontecimientos más insospechados, y permiten materializar un nuevo comienzo, una nueva etapa. Las personas inteligentes son aquellas capaces de adaptarse a la nueva realidad y evolucionar, siendo conscientes de que cuando las piezas de un todo cambian, no se debe pretender que la máquina funcione del mismo modo. Cuando parte del status quo se altera, el conjunto también lo hace, permitiendo emprender caminos que antes no se transitaban y abandonando sendas que ya no llevan a ninguna parte. La opinión ha de evaluar situaciones concretas, no servir como arma arrojadiza en guerras que carecen de sentido ni como velada amenaza para obtener información. Hoy, tengo el convencimiento de que el exceso de confianza nos hace cómplices de situaciones que a toro pasado se antojan excesivas, y en el pecado hemos llevado la penitencia. Como lo tengo de que la libertad no se compra; esta es una premisa que está al alcance de todos pero que no todos están en disposición de poner en práctica. El ser humano es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios, y en la libertad del individuo se halla la brújula para elegir camino cuando se encuentra en una encrucijada. El nuestro ya está elegido, propósito de enmienda en lo que corresponda, tender puentes que determinados errores se encargaron de derribar y continuar por la senda de la independencia, con más fuerza que nunca, llueva, truene o ventee, poniendo de manifiesto lo que nos gusta y censurando, si se tercia, lo que no, sin pretender estar en posesión de la verdad absoluta, le guste a quien le guste. Un camino que llegará a su fin exclusivamente cuando nuestra determinación y sólo nuestra determinación así lo imponga, ni un minuto antes… que no le quepa duda a nadie.


Guillermo Rodríguez
Director de Gente de Paz








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