Juan Gravina Ponce. Los cofrades cordobeses acudieron masivamente a la que se puede considerar la primera cita marcada en rojo en el calendario del curso recién inaugurado. Y eso tuvo su indudable mérito porque, si bien es cierto que las temperaturas fueron algo más benévolas que en las dos jornadas previas, la tarde de este miércoles hizo que de nuevo el mercurio superase los 40 grados. Afortunadamente para los componentes del cortejo (y especialmente para los costaleros) los últimos rayos de sol habían dejado de iluminar el Patio de los Naranjos cuando llegó la hora de iniciar el camino hacia el Santuario donde reside la pequeña Imagen Gloriosa.
En tanto en cuanto el pueblo de Córdoba tendrá que esperar aún un año para poder contemplar a Nuestra Señora de la Fuensanta Coronada procesionar sobre el paso que combinará los trabajos de Antonio Bernal, Emilio León y Francisco Mira, lo cierto es que la imagen que presentaba el paso con los enseres cedidos por la Hermandad del Remedio de Ánimas mejoró notablemente la de comparecencias en las calles de años precedentes. Caminaba el paso combinando alegría y elegancia a su salida de la Santa Iglesia Catedral, con un notable esfuerzo de sus costaleros comandados en esta ocasión por Patricio Carmona, un auténtico referente en el mundo del martillo que dio cuenta de su notabilísima y contrastada experiencia.
Un nutrido cortejo que iba encabezado por la Banda Ciudad de Córdoba, que demostró que camina por el sendero adecuado, en el que no hubo representación del equipo de gobierno municipal -solamente hicieron acto de presencia concejales del Partido Popular-, en el que sorprendentemente hubo quien echó en falta a algunas hermandades -representantes tardíos de alguna alegaba problemas horarios para justificar su ausencia-, abría paso a la Reina del Santuario que salió al Patio de los Naranjos al son de Fuensanta Coronada y Saeta Cordobesa, interpretadas con un gusto exquisito por la Banda del Maestro Tejera.
La llegada del cortejo a la calle Cardenal González con Coronación de la Macarena, hizo más íntima la procesión de Nuestra Señora en las horas previas a la fiesta de su Natividad. La banda de música del Maestro Tejera, por su parte, dejó sus mejores acordes tras el paso. Una apuesta segura de la Agrupación de Hermandades y Cofradías para no decepcionar a nadie y estar a la altura de las circunstancias. Y, como no podía ser de otro modo, la banda hispalense superó de largo toda expectativa generada, con un repertorio exquisito en que no faltaron piezas como La Vía Sacra en la cale Lineros o Virgen de las Angustias cruzando Las Lonjas.
La llegada de la Virgen de la Fuensanta a su Santuario, a su barrio, puso punto y seguido a una intensa noche cofrade a orillas del Guadalquivir. Prometedor comienzo de un curso que podría estar llamado a ser histórico de consumarse el traslado de la carrera oficial al entorno del primer templo de la ciudad.
Fotos Gente de Paz
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