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domingo, 18 de septiembre de 2016

La escena perdida del Huerto


Esther Mª Ojeda. La cordobesa Hermandad del Huerto puede presumir de ser una de las cofradías más antiguas de la ciudad desde su fundación en el siglo XVII, a pesar de que fue exactamente en 1720 cuando quedó finalmente constituida como hermandad en la Parroquia de San Nicolás y San Eulogio de la Ajerquía gracias a la intervención y el esfuerzo de un grupo de agricultores y olivareros. Por aquel entonces, la cofradía se conformó en torno a las imágenes de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto, Nuestro Padre Jesús de las Penas, que adoptó la advocación de Nuestro Padre Jesús Preso y Amarrado a la Columna y la posterior incorporación de la Virgen de los Dolores Gozosos.

Sin embargo, la hermandad de la actual Iglesia de San Francisco tampoco estuvo exenta de los clásicos altibajos, especialmente a las puertas del siglo XVIII cuando Jesús de la Oración en el Huerto y Nuestra Señora de los Dolores desfilan por última vez en la procesión del Jueves Santo en 1797, lo que significó el principio de un período de decadencia – que vendría seguido de otros muchos – aunque las imágenes continuaron recibiendo culto en San Nicolás y San Eulogio gracias a las donaciones y limosnas de los devotos del barrio.

La imagen del Señor de la Oración en el Huerto siempre ha suscitado una fuerte devoción que se vería reforzada tras el traslado del Cristo de la Expiración en 1904 a su nueva sede en San Pablo, lo cual influyó para que años más tarde la corporación resurgiese conociendo una época de esplendor durante los años 20, década en la que volvería a tomar las calles en el Martes Santo en compañía del Señor Amarrado a la Columna aunque hubo de sufrir un nuevo letargo con la llegada de la II República.

Esos altibajos siguieron protagonizando las décadas posteriores durante las que se hacen algunos cambios respecto a su día de salida, amén de la reincorporación de su entonces dolorosa. Superada la convulsa historia de la cofradía marcada por sus disoluciones y reorganizaciones, la hermandad quedaría definitivamente constituida en 1975 con un título que mantenía a Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto y el Señor Amarrado a la Columna, pero que en esta ocasión incluía por primera vez a la hermosa obra que tallase Antonio Rubio: María Santísima de la Candelaria.

Sin embargo y a pesar de haber sido siempre una imagen muy presente dentro de la corporación, la talla del Señor Amarrado a la Columna había dejado de procesionar ya en el año 1962, de modo que no fue hasta la Semana Santa de 2004 cuando los cordobeses pudieron volver a ver – o conocer – al conmovedor Amarrado, tras haber sido restaurado por Navarro Arteaga, recorriendo las calles en la tarde del Domingo de Ramos y convirtiéndose gracias a su presencia en la segunda corporación cordobesa en realizar su itinerario con tres pasos.

Sin embargo y a parte de la llegada de María Santísima de la Candelaria – en sustitución de la deteriorada titular anterior – la hermandad contaba también con una imagen digna de mención y también de ser recordada que desaparecería del panorama de forma simultánea a la reincorporación del Amarrado: la del ángel. 

Así pues, fue también en 2004 cuando el mismo imaginero sevillano, Navarro Arteaga, tallase la efigie del ángel que llegase al paso de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto para reemplazar al anterior: un hermosísimo ángel de mayores dimensiones que el actual realizado por Miguel Arjona en madera de pino de Flandes en 1982 – aunque concluido en el 83 –  y que, asimismo, sustituyó al primer ángel, ejecutado por Camacho e inspirado en la obra del siglo XVII que Salzillo tallase para la murciana Hermandad del Huerto.

Con la adquisición de la imagen de Navarro Arteaga, la obra de Arjona pasó a pertenecer a la Hermandad del Huerto de Palma del Río y la configuración del paso de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto cambió definitivamente, pasando el ángel a encontrarse en la parte delantera, intercambiando una nueva mirada con el titular y dejando para el recuerdo el magnífico Ángel Confortador que escoltó al Señor durante dos décadas alzando el cáliz tras Él. Sin duda una estampa extrañada por muchos y que la propia cofradía nos recordaba con una fotografía publicada hace unos días en la que el Señor aparecía en la calle Diario Córdoba tras haber descendido por la Cuesta de Luján y aún en la inestimable compañía de su ángel anterior.




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