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lunes, 7 de noviembre de 2016

Candelabro de cola: ¿Por qué no creo en las extraordinarias a pesar de lo del Domingo?


Corría el mes de noviembre de 2008 y conseguí convencer a cuatro amigas para acudir al señalado evento a cambio de algo que ustedes me van a permitir que me deje en el tintero. Quid pro quo, ya se sabe. La Hermandad de la Esperanza de Triana organizó una salida extraordinaria del Santísimo Cristo de las Tres Caídas para conmemorar el IV centenario de la fundación de la Hermandad que originalmente dio culto al Vecino más antiguo del barrio. Para cuando pusimos los pies en el antiguo arrabal de la ciudad vecina, el pontifical que se celebraba en la portada del convento de las Mínimas, en la calle Pagés del Corro, había dado comienzo. Eran más de las 18.15 horas y el retorno a Santa Ana, desde donde había partido el Nazareno, no estaba previsto que se iniciara hasta las 20.00 horas. Hubo tiempo para tomar café y recorrer Triana hasta que a la hora fijada para que el cortejo echase a andar nos apostásemos en la esquina de Pagés del Corro con San Jacinto.

Podría prolongar hasta la infinidad estas letras recreándome en narrarles lo desesperante que fue la larguísima espera que mis acompañantes y yo tuvimos que padecer, pero creo que caería en un completo sinsentido y les aburriría hasta la extenuación como hizo esta salida extraordinaria con nosotros. Hasta las diez menos cuarto no llegó a nuestra altura la cruz de guía y cerca de tres cuartos de hora más tarde lo hizo, por fin, el paso del Varón de Dolores (de la Hermandad del Sol) que utilizó la corporación trianera en esta especial ocasión.

No soporto a una Hermandad en la calle sin andar, lo siento. Ver pasar una pareja de cirios y de nuevo parón en todo el cortejo… paso que anda 10 metros (muy probablemente exagero, estoy casi convencido de que en la mayoría de los casos las chicotás de aquella extraordinaria fueron más cortas en el punto en que vimos al Cristo de las Tres Caídas) y de nuevo a tierra. ¿Qué quieren que les diga? Será que no le encuentro el punto. Ni lo entiendo ni lo justifico sea Semana Santa o procesión extraordinaria. Desde mi particular punto de vista es perfectamente legítimo que una Hermandad quiera estar 12, 14 o 28 horas en la calle. Por mí estupendo. Pero andando así, conmigo que no cuente nadie. Yo aquel 15 de noviembre dejé de creer en las procesiones extraordinarias tal cual parecen estar concebidas en la actualidad por sus respectivas Juntas de Gobierno. Ya sea la Esperanza Macarena, la de Triana o cualquier otra quien esté en las calles… se conmemoren los 1000 años de la fundación de una Hermandad, una Coronación Canónica o el estreno en el martillo un nuevo capataz (sí, sí… rían, rían, que al ritmo que vamos…). Por cierto, para que tomen notan los que deban tomarla; menudo contraste en cumplimiento de horarios y en forma de andar con lo vivido este domingo en Sevilla. Sobran las palabras. Pero como el Gran Poder no saldrá cada año a enseñar cómo se sale a la calle se trate de una extraordinaria o no, me mantengo en lo dicho. No creo en las extraordinarias.

El mundo de las Cofradías lleva mucho tiempo con el norte más que perdido. No hay mesura para absolutamente nada y no se piensan bien las cosas y luego pasa lo que pasa. A las barbaridades más recientemente cometidas me remito. ¿Quién iba a imaginar que la Hermandad de la Macarena llevaría algún día a su Titular a un estadio de atletismo? Ocurrió en 2010… y estoy seguro de que hace 30 años se lo cuentan al personal y no se lo creen. Cuatro años más tarde tenemos el maratón macareno (se ve que el trayecto hasta el Estadio Olímpico dejó secuelas) que se celebra entre este fin de semana y el pasado. Y aquí seguimos y seguimos con el cúmulo de despropósitos. Parece como si las Hermandades hubieran adoptado por principio: “más eventos que celebrar, con más actos, más pasos en las calles y al ritmo más lento posible”. 

Que nadie se lo tome a mal, pero de corazón creo que nos olvidamos de algo realmente importante que un día me dijo un veterano cofrade: “A la gente no la puedes saciar por completo. Siempre tienes que dejarla con algo de hambre, con ganas de más”. En cambio, en los tiempos que corren, el mundo cofrade parece totalmente dispuesto a reventar. Y lo hará. Tiempo al tiempo.


Marcos Fernán Caballero



Foto Benito Álvarez







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