Miguel Arroyo. En la festividad de Todos los Santos, la archicofradía de Ntra. Sra. Del Carmen Coronada de San Cayetano celebró el rosario vespertino con su titular principal. A las 18:30 horas partía el cortejo de hermanos y devotos, que descendieron en hilera de puntos de luz por la cuesta de San Cayetano para llegar hasta la parroquia de Santa Marina por el entramado de calles que emanan desde el Muro de la Misericordia.
A las 19:30 horas comenzó la eucaristía con el templo repleto de fieles, que acompañaron a la Santísima Virgen de vuelta al convento de San José, en un rosario de plegarias a la intercesora de las ánimas del purgatorio.
A las 19:30 horas comenzó la eucaristía con el templo repleto de fieles, que acompañaron a la Santísima Virgen de vuelta al convento de San José, en un rosario de plegarias a la intercesora de las ánimas del purgatorio.
La Virgen del Carmen iba ataviada con el hábito "de los jarrones", una pieza de 1735 y con una capa de brocado de plata y sedas del s. XVIII. Además, la imagen del Niño estrenaba un vestido de brocado antiguo de color cardenal. Portaban el juego de coronas de plata sobredorada de 1791, obra del platero cordobés Manuel Azcona Martínez.
Culminando esta impronta tan dieciochesca, pendían seis relicarios con lazos a ambos lados de la capa, un detalle muy del gusto del barroco que podemos contemplar en numerosos grabados y pinturas de la época.
Culminando esta impronta tan dieciochesca, pendían seis relicarios con lazos a ambos lados de la capa, un detalle muy del gusto del barroco que podemos contemplar en numerosos grabados y pinturas de la época.
