Suspira el querubín al contemplar la curiosísima foto en blanco y negro que inmortalizó las negociaciones cofradieras que, con luz y taquígrafos, protagonizaron un pobre miembro del clero y un agente del orden datada en su reverso en los años 90, aunque bien parece más reciente por el fugaz paso del tiempo.
Suspiros alados por un rey despreciado en las proximidades de una Purísima que ya no existe y que pudo haber estado mejor acompañado de lo que actualmente está sin cambiar el color de sus ropajes hasta que algún hermano mayor de mucha iluminación pero pocas luces lo hubiera vestido, a todas luces, de impropios colores.
Suspira el ángel porque sabe que lo que hoy suma tres pudo perfectamente haberse quedado en dos si no se hubiese rechazado trocar lo de Bujalance por lo de San Roque aunque esto el vulgo no lo sepa.
Joaquín de Sierra i Fabra
