James Baker. Esta semana hemos decidido premiar y reprobar modos y formas. Concretamente los exhibidos por dos hermandades cordobesas a la hora de sentarse a negociar. Dicen que el modo de decir las cosas es casi más importante que el mensaje que se pretende transmitir. Por ello es pertinente tratar este tema al olor del incienso y del carbón.
Incienso. Para la Hermandad del Santo Sepulcro. A la chita callando y con lo mal que se les habían puesto las cosas, la junta que dirige la Cofradía de la Compañía parece que va a llevarse el gato al agua y apenas van a ver alterado su recorrido respecto al que hacían otros años. ¿Quién dijo que no se podría usar Conde y Luque y Deanes con la nueva carrera oficial en la Catedral? Si Manríquez pasa la prueba del algodón, el Sepulcro utilizará esa vía para llegar al nuevo itinerario común. ¿Influencia? ¿Habilidad? ¿Ambas dos? ¿Quién sabe? El hecho es que el Sepulcro ha conseguido lo que otros no y esto debería dar a estos mismos para reflexionar seriamente.
Carbón. Para la Cofradía de la Piedad de las Palmeras. Las formas de esta Hermandad deben ser ejemplo de lo que no se debe hacer jamás en una mesa de negociación. Y para empezar a negociar uno tiene que tener claro cuál es su objetivo. Si uno rechaza en firme públicamente una opción que le plantean, luego no puede exigir cuando ya hay un acuerdo firme del resto de negociadores que se aplique lo que inicialmente rehusó. Y ya la pataleta final tras el pronunciamento de la Agrupación resulta totalmente de pandereta. Integrantes de la junta de gobierno de las Palmeras, el paquete de carbón esta semana es para ustedes.
Foto Antonio Poyato