José Barea. Estos días de Navidad están caracterizados por los mensajes de felicitación de una gran variedad de entidades que oscilan desde el mismísimo Rey de España hasta las diversas Hermandades y Cofradías, que dejan su mensaje navideño mediante las redes sociales oficiales. Estas felicitaciones suelen estar cargadas de palabras amables, de amor y fraternidad, así como buenos deseos para el próximo año que está por venir.
En cambio, no deja de ser cierto que hay otra forma de felicitar la Navidad. Más allá del buenismo y las buenas intenciones que estas fechas navideñas nos invitan a expresar -y que, en muchas ocasiones, quedan en eso, en intenciones-, esta época debe servir también para realizar una profunda reflexión sobre cómo ha sido el año que está a punto de abandonarnos, y hacer firme propósito de enmienda y de mejora como cristiano.
Si existió un ejemplo de cristiana lo encontramos en la Madre Teresa de Calcuta, conocida mundialmente por su apoyo incondicional a los enfermos y los más indefensos. Precisamente el equipo de capataces de la Sagrada Cena de Córdoba se ha valido de una frase célebre de la Santa católica para felicitar la Navidad: "Hay más hambre en el mundo por falta de amor que por falta de pan". Sin duda, unas palabras que deberían hacernos reflexionar a todos sobre nuestro ser cristiano, y motivarnos a crecer en dirección a la Madre Teresa de Calcuta, o lo que es lo mismo, en dirección a Jesús.
Si existió un ejemplo de cristiana lo encontramos en la Madre Teresa de Calcuta, conocida mundialmente por su apoyo incondicional a los enfermos y los más indefensos. Precisamente el equipo de capataces de la Sagrada Cena de Córdoba se ha valido de una frase célebre de la Santa católica para felicitar la Navidad: "Hay más hambre en el mundo por falta de amor que por falta de pan". Sin duda, unas palabras que deberían hacernos reflexionar a todos sobre nuestro ser cristiano, y motivarnos a crecer en dirección a la Madre Teresa de Calcuta, o lo que es lo mismo, en dirección a Jesús.