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lunes, 26 de diciembre de 2016

La Leyenda y el Contrato del Cristo de la Expiración del Museo


Carlos Gómez. El Santísimo Cristo de la Expiración de la Hermandad del Museo es uno de los Crucificados más interesantes e inquietantes de Sevilla. Nacido de la gubia de Marcos Cabrera en el último cuarto del siglo XVI (1575) se trata indiscutiblemente de una de las obras cumbre en la transición del Renacimiento al Barroco, que fue novedosa hasta en los materiales utilizados, pasta de madera. Una imagen si lugar a dudas singular desde su propia concepción, como bien atestigua el mismísimo contrato de su hechura que reproducimos a continuación.

Se conoce que la hermandad concertó con dicho escultor la realización de la obra el 7 de diciembre de 1575, concertándose la entrega del crucificado para el día de Pascua de Navidad de ese mismo año. Entre las muchas leyendas que hay sobre la hechura del crucificado, resalta aquella que dice, que aquellos hermanos que acordaron con Marcos de Cabrera la realización del cristo expirante, lo hicieron con la condición de que si la obra era del gusto de aquellos, los moldes con los que se había realizado la imagen debían de arrojarse al río Guadalquivir, para así impedir que tal magnífica obra no pudiera ser duplicada.

Se comenta que el autor pudo inspirarse en unos bocetos del gran Miguel Ángel, siguiendo la línea serpentinatta. La talla rompe bruscamente con los cánones escultóricos de la época, en que predominaban los góticos. La propiedad de ese divino simulacro es mucha. Los músculos violentamente contraídos, el semblante pálido, la vista quebrada y los labios entreabiertos, todo indica el momento en que el Salvador del mundo dio el último aliento con tanta expresión y naturalidad, que no se puede observar sin estremecerse, principalmente si se mira desde alto creyendo ver un hombre espirar.

Entre las restauraciones conocidas, destacan la de 1895 de Manuel Gutiérrez Cano Reyes, que le realizó el actual sudario de telas encoladas sustituyendo así el primitivo, una pieza de lino que se le ajustaba a la cintura, además le añadió la corona de espinas. Peláez del Espino restauró en 1978 su estructura con elementos metálicos entre otros materiales. En 1991 los hermanos Cruz Solís en el Instituto de Conservación y Restauración restauraron la policromía del crucificado pues se encontraba muy ennegrecida. La cruz actual, obra de Francisco Berlanga en 1993, es arbórea aunque posiblemente en sus orígenes el crucificado la llevara plana.

El contrato que dio origen a una de las imágenes más singulares de cuantas componen la Semana Santa de Sevilla está plagado de detalles que evidencian la especial relación que en la época existía entre los imagineros y quienes contrataban sus servicios, así como, en muchas ocasiones, la peculiar forma de estipular el pago por el trabajo realizado que se aleja considerablemente con los usos y costumbres contemporáneos. No pierdan detalle.

"El 7 de diciembre de 1575. Sepan cuantos esta carta vieren como yo Marco de Cabrera escultor y vecino de Sevilla en la collación de san Vicente, otorgo y conozco que soy convenido y concertado con vos Hernando de Soria y Rodrigo Hurtado plateros y vecinos de esta ciudad de Sevilla. Alcalde y diputado de la cofradía nombrada de la Expiración de Cristo, que estáis presente, me obligo de hacer y dar fecho y acabado en toda perfección un Cristo de pasta con su Cruz, encarnado y acabado de todo punto.

Al cual me obligo de vos dar el primer día de Pascua de Navidad primero, que tiene de este primer año en que estamos de la fecha, por razón de lo cual me habéis de dar por la hechura, lo que tasaren dos hombres que entiendan lo que merecen. Seis ducados de aquello doy en limosna a la dicha cofradía, lo cual me habéis de dar cuando entregue el dicho Cristo fecho, y fuere dado el parecer de las personas que lo tasaren, aquí en Sevilla sin pleito alguno.

Con el cual dicho parecer vos pueda ejecutar en vuestra persona e bienes con solamente dicho parecer, y esta escritura y para que mas cierto haré y cumpliré con vos todo lo que por esta escritura se declara a mi cargo. Doy conmigo mi fiador y obligado a Juan Díaz pintor de imaginería vecino de esta ciudad de Sevilla en Triana.

Y yo Juan Díaz que presente soy a lo que dicho otorgo que salgo y me constituyo por tal fiador de Marcos Cabrera, como si fuese principal y juntamente con él, me obligo a todo lo que el dicho Marcos Cabrera esté obligado expresamente

Nos obligamos por lo dicho ser principal y fiador a dar fecho y acabado en toda perfección el dicho Cristo en el dicho plazo y no lo haciendo así, que nos podáis prender y tener presos en la cárcel pública de esta ciudad sin salir della hasta haber cumplido lo convenido en estas escrituras, y vos Hernando de Soria y Rodrigo Hurtado que presente somos por nos, y en nombre de la dicha Cofradía aceptamos estas escrituras y de común acuerdo nos obligamos a la paga de los dichos maravedíes que tasaren por la hechura del dicho Cristo, que vos lo pagaremos luego que lo tasaren y obligamos a nuestra persona y bienes habidos y por haber".

Foto Benito Álvarez



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