Carlos Gómez. Que corren las aguas turbulentas bajo las trabajaderas del palio de María Santísima de la Trinidad, es un hecho incuestionable que a estas alturas no sorprende a nadie en la Córdoba Cofrade. Un malestar que deriva de la decisión de la junta de gobierno de la corporación del Martes Santo de destituir a Carlos Lara, el capataz que ha sido santo y seña del estilo que el segundo de los pasos de la cofradía ha adquirido en los últimos tiempos y de quien los máximos dirigentes de la hermandad prescindieron por diferencias de opiniones acerca de la obligatoriedad de que los costaleros de la Reina de la Trinidad debieran pasar a engrosar la nómina de hermanos, opción defendida por la junta de gobierno.
Como es de sobra conocido, la hermandad determinó que la persona más adecuada para construir una cuadrilla integrada en su totalidad por hermanos costaleros era Luís Miguel Carrión "Curro", un contrastado capataz, cuya calidad al frente de cuantos pasos manda nadie podría cuestionar a estas alturas, pero cuya elección como la persona idónea precisamente para lograr ese objetivo de convertir en hermanos al 100 % de los costaleros de la Virgen, determinadas voces de la cuadrilla trinitaria pusieron en duda desde el momento de su nombramiento.
Una presentación fallida en el mes de noviembre, con una escasísima asistencia y una igualá a mediados de diciembre -preigualá parece ahora- con un ambiente manifiestamente mejorable, a la que ahora se añade el hecho de que buena parte de los costaleros de los que han integrado la cuadrilla de la Virgen en los últimos años, hayan debido enterarse de la convocatoria para una presunta nueva igualá a través de las redes sociales y no mediante una convocatoria directa, ni tan siquiera con un comunicado a través de los medios de información oficiales de la hermandad, han aumentado la polémica y el malestar en un importante y significado sector de quienes han sido los pies de la Virgen de la Trinidad en los últimos años.
A este malestar, que se ha evidenciado de manera incuestionable a través de diversas redes sociales, se une el hecho de que la fecha de la supuesta nueva igualá, 20 de enero, coincida en el tiempo con el mismo día en el que la cuadrilla de Cena tiene previsto realizar, a falta de recibir los permisos pertinentes por parte de la autoridad competente, una prueba en la Calle Caño Quebrado para comprobar si el misterio del Señor de la Fe puede pasar con holgura por un punto concreto del recorrido. Cabe recordar en este sentido, que el capataz del paso de misterio de la Sagrada Cena es Carlos Lara, hasta hace unos meses también responsable de la cuadrilla del palio de la Trinidad, y que por tanto es de recibo presuponer que muchos costaleros coincidan en ambas cuadrillas, lo que ha provocado ciertas reacciones de enojo e incomprensión por la elección de la fecha.
Más allá de posicionamientos en uno u otro sentido, lo que parece una realidad es que este asunto continuará provocando reacciones en las próximas semanas, para amargura de muchos hermanos de la corporación que no alcanzan a comprender qué ha ocurrido para que lo que hasta hace unos meses parecía funcionar con evidente solvencia se haya convertido en un polvorín.
Foto Antonio Poyato