En la Semana Santa jerezana ya no sólo el Miércoles Santo es
el día grande, apelativo que se unía a una jornada en la que confluyen grandes
devociones y algunos de los iconos semanasanteros de la ciudad. Prendimiento,
Amargura, Tres Caídas... son advocaciones fundamentales aquí. Su fuerza sigue
vigente, nadie lo duda pero a día de hoy la realidad cofrade local va mucho más
allá, incluso en lo geográfico. La tarde fue magnífica en lo meteorológico, con
mucha gente en las calles y en los palcos, gente que disfrutó de un día de
procesiones soberbio gracias a la bonanza del tiempo y a que hoy esa fiesta.
Fue el día más largo de la Semana Santa con seis hermandades, una cifra que
posiblemente se repita en otra jornada con la incorporación de alguna de las
del Sábado de Pasión. Se comenta que si la Sed, que si Pasión.
El Miércoles Santo une vocaciones cofrades separadas por distancias: de la Granja a Santiago, del Pelirón a San Mateo... Une sentimientos y formas de expresarlos, desde los silencios negros de San Lucas hasta el bullicio de los bronces del Arco santiaguero. Los horarios fueron relativamente cumplidos por las hermandades aunque se fue acumulando algún retraso en Aladro, algo que se puso especialmente de manifiesto entre el palio de Los Dolores y La Amargura con un corte más que preocupante. Fue un Miércoles que se mantuvo de forma general en sus compendios acostumbrados, salvando las novedades que aportó el Consuelo. La compostura de la hermandad fue encomiable y digna de elogio con un orden y disciplina soberbios con el objetivo de mantener a la cofradía en todo momento compactada. Fue de lo mejor de ayer sin duda alguna.
El Miércoles Santo une vocaciones cofrades separadas por distancias: de la Granja a Santiago, del Pelirón a San Mateo... Une sentimientos y formas de expresarlos, desde los silencios negros de San Lucas hasta el bullicio de los bronces del Arco santiaguero. Los horarios fueron relativamente cumplidos por las hermandades aunque se fue acumulando algún retraso en Aladro, algo que se puso especialmente de manifiesto entre el palio de Los Dolores y La Amargura con un corte más que preocupante. Fue un Miércoles que se mantuvo de forma general en sus compendios acostumbrados, salvando las novedades que aportó el Consuelo. La compostura de la hermandad fue encomiable y digna de elogio con un orden y disciplina soberbios con el objetivo de mantener a la cofradía en todo momento compactada. Fue de lo mejor de ayer sin duda alguna.
Preciosa la hermandad del Soberano Poder pasando por los
palcos con un cortejo perfecto, más numeroso, en el que se mantuvo la costumbre
de que el sacerdote director espiritual de la cofradía fuera confesando a los
hermanos que lo solicitarán. El paso andando con cambios al compás de las
marchas de la Sentencia, sin dejarse nada adentro, pese a que aún le restaba
volver a La Granja. Al contemplar el Soberano se hace necesario recordar a Pepe
Antonio González de la Peña, tanto años, desde los inicios de la hermandad,
como fiscal del paso.
El Consuelo puso en escena su nueva configuración en las
calles tras el paso dado de incorporar el palio para su Dolorosa titular y
poner delante al Señor del Amparo en el paso dorado que, por cierto, parece que
se hizo para esta imagen por lo bien proporcionado que le queda. Sólo un pero,
el movimiento del palio era absolutamente irregular. Algún tipo de problema
técnico debió suceder para que así fuera porque lo que es cuadrilla y
capataces, e incluso la propia hermandad, se lo han trabajado desde muy atrás.
Dejando al lado la cuestión, el estreno fue satisfactorio para ser la primera
vez. Ya habrá tiempo de ir limando los problemas.
Santa Marta se mantuvo en sus esquemas habituales, ni más ni
menos, lo que no significa que sea algo negativo. Por el contrario, mantenerse
es a veces más importante que innovar. Cortejos justos con un paso de misterio
que no dio más concesiones costaleras que caminar de frente adornando su
tránsito con la música de Caridad y Amor que ofreció un repertorio clásico, al
menos por Carrera Oficial. Muy estudiada fue la decoración floral del Traslado
al Sepulcro con variedad de flores y plantas para ir en consonancia con el
momento de la Pasión que enseña cada Miércoles Santo.
También se mantuvo en sus esquemas habituales la hermandad
de las Tres Caídas, con un cortejo ordenado dando la impresión de que algo es
más numeroso, y con el Señor sobre un monte de lirios morados. Delicioso fue
ver pasar el palio de Los Dolores acompasando su caminar a las marchas
estrictamente fúnebres que muy bien fueron interpretando los músicos de la
municipal de Gerena. Fue el segundo año así y seguro que serán muchos más
porque al fin y al cabo han desaparecido los miedos a poner una banda tras el
negro y oro del palio de la Dolorosa de San Lucas, miedos que se van cuando al
acercase al paso no sólo se siente admiración por el conjunto y la imagen, sino
que llega aún más hondo con las mejores notas musicales en tono cofrade.
La Amargura es una hermandad muy cofrade por excelencia,
como tal se comportó aunque aligerando su tránsito para recuperar tiempos y
parando sólo lo imprescindible. En algún momento el cortejo se vio
descompuesto, algo poco usual en la cofradía de Los Descalzos. El palio
turquesa es la llamada colorista a la preciosa Dolorosa que arropa. Magnífica
la banda 'Julian Cerdán' un año más tras la Señora de la calle Medina, calificativo
similar que merece el arreglo floral elegido para un paso que siempre huele a
alhelíes y a la cera pura de su candelería.
Perfecta la hermandad del Prendimiento con un cortejo bien
ordenado y compactado e intentado recuperar tiempos. De hecho, se trabajó hasta
el extremo la correcta formación desde la cruz de guía hasta el manto del
Desamparo. Muy bien en su línea, sonando La Victoria de León que sólo le queda
en Jerez el Prendimiento tras la decisión de La Borriquita de prescindir de sus
servicios. Es llamativo cómo el misterio de Santiago es el único, o de los muy
pocos, que en Jerez levanta los aplausos del público cuando es levantado 'al
cielo'. El enorme el olivo volvió a llamar poderosamente la atención. Y
cerrando el día, Desamparo en palio oro y rojo, pleno de armonía en una
sinfonía de arte, proporciones y buen gusto.