Un año más nuestra ciudad ha guardado de nuevo el negro Ruán, la mantilla, la capa, la túnica, el costal y la faja. Se dispone a vestir de color. Un color que vendrá acompañado por el olor de los claveles y gitanillas de las cruces y los patios, el olor a campo de nuestras romerías y las que se celebran en otras tierras, pero que son tan nuestras como las autóctonas. Son las que nos llevan hasta el Cerro de Andújar, a la sierra de Aras, a tierras egabrenses y a tierras marismeñas onubenses.
Nuestra ciudad dejará atrás la saeta, el rachear de los pasos del costalero, la maravillosa simbiosis de una banda de música y el cimbreo de los varales de un palio y el dulce sonido del roce de los flecos de las bambalinas con ellos. Córdoba se adentrará en un mundo de sevillanas y risas, donde la alegría es nuestra seña de identidad.
Nuestra ciudad ha dejado de ser penitente para convertirse en alegre romera, sin dejar de lado nunca nuestro amor a María y su Bendito Hijo. Ése que la semana pasada resucitó para traernos la Esperanza a todos los cristianos.
Y Andalucía, es así. Nuestra Esperanza, nuestra felicidad, la transmitimos cantando. Y es que...rezar cantando, es rezar dos veces.
Hoy, cinco días después de la Resurrección, un trocito de esta Córdoba mariana, se viste de gala para anunciar a toda la ciudad que el tiempo de Gloria ha llegado, que es tiempo de mirar a María. Es tiempo de mirar a esa mujer valiente que ante lo desconocido dijo Sí. Es tiempo de mirar a esa mujer que sin importarle nada hizo la voluntad del Señor y nos ofrece a su Hijo, ese Bendito Pastor que murió por nosotros y que resucitó al tercer día, haciendo triunfar la vida sobre la muerte.
Dios te salve María
llena eres de gracia
el Señor está Contigo
Alondra de la mañana.
Bendita Tú entre las mujeres
y bendito el fruto
de tu vientre Jesús
Santa María
Madre de Dios
de mi alma capitana.
Ruega por nosotros, pecadores;
y en la hora de nuestra muerte,
Llévanos a tus plantas
para no caer en el mal
y en Ti siempre, Madre
echar nuestra ancla.
Tú, que por amor fuiste capaz
De todo aquello q a una madre
le cuesta hasta recordar.
Cuida de este tu pueblo,
Santa Madre de Dios,
Para que sea digno de tu presencia
y en Ti encuentre salvación.
Hoy, en este barrio que tiene en María a su protectora y auxilio, en este lugar, que emana su amor a la Virgen por los cuatro costaos, se presenta el cartel de Glorias de este año 2014, a dos días que, en la ciudad del Vaticano se canonice al Papa mariano por excelencia, Juan Pablo II.
Hoy, El Madero se engalana y se llena de alegría para decirle a Córdoba entera que cree en María; y que mejor que hacerlo con la cordobesa por derecho.
El Madero muestra su amor a la Virgen con una obra de Nuestra Señora de la Fuensanta, co patrona de Córdoba y Patrona de las Cofradías. Este año es Ella que, como nosotros, se convertirá en romera para acompañar a los rocieros en sus caminos por campiñas y veredas. Ella, que se echará a andar en la carreta, junto a San Rafael hasta llegar a las mismas marismas. Ella, que será confidente de aquellos peregrinos que van de promesa. Ella, que será la mejor embajadora de la ciudad ante el Pastorcito Divino.
El cartel, obra de Miguel Ángel García Valenzuela, al que desde aquí felicito doblemente; primero por el cartel y en segundo lugar, por el aniversario de su nacimiento. Felicidades, Miguel. Cada año vuelves a sorprenderme con cada composición.
Esta magnífica obra pictórica muestra en un primer plano la imagen de Nuestra Señora, Ésa de la que no sólo nos debemos acordar cuando el verano llega al ocaso.
Ésa a la que no debemos asociar sólo a una verbena. Ésa, que debería presidir nuestras casas y no una campanita de barro compradas por nuestros padres o abuelos.
Desde aquí, en este día, mostrar mi total desaprobación a la noticia aparecida antes de cuaresma sobre la posible suspensión de la procesión si la asamblea de Hermanos Mayores así lo aprobaban. Si queremos ser grandes, miremos bien a las grandes y no sólo copiemos bordados y asuntos superfluos. Ni nos quedemos en intentar imitar los vídeos que en estas fechas todos estamos viendo.
Quedémonos con la devoción. Con el querer que lo tuyo sea lo primero. A lo mejor, y sólo es una opinión, lo que debemos hacer es cambiar el cómo realizar la salida de nuestra Virgen. Esa Virgen cordobesa en general y, cofrade en particular.
Aún está fresca en mi memoria la movilización de esta ciudad que hoy se plantea la procesión de Aquélla que es agua fresca para nuestra fe, para su Coronación Canónica, aquel año de la Expo '92. Como para ese día, que no sólo la Córdoba cofrade se echó a la calle, sino todo un pueblo. ¿Por qué no se moviliza?
Como he dicho, en un primer plano aparece la Virgen de la Fuensanta, como centro de todo. A sus pies nardos, flor del mes de septiembre. Flor de un maravilloso olor, que nos hace evocar el olor de una Madre. Nardos. No podía adornar los pies de Nuestra Señora otra flor. Blancos nardos de pureza. Blancos nardos simbolizando el Sine Labe Concepta. Blanco nardo, el olor de una Reina.
A su izquierda el pocito. Ese pocito, de donde, según cuenta la leyenda un vecino de este mismo barrio de San Lorenzo, sacó agua para curar a su esposa e hija por indicación de la propia Virgen María, y nuestros patrones, San Asciclo y Santa Victoria.
Aparece el pocito que emana el agua fresca y clara de la que todos deberíamos beber para limpiar nuestros pecados; para eliminar nuestra arrogancia, nuestra hipocresía. Ese pocito donde brota el agua bendita que nos cure a todos de nuestra ambición de poder, de nuestra ansia de protagonismo tan visto en algunos sectores de nuestras hermandades olvidando por completo el fin del porqué están ahí.
En un tercer plano y a la derecha de la imagen aparece el pórtico del Templo. Ese pórtico que de niños nos llevaban nuestros padres, al menos el mío para ver a la Señora Chiquita, pero lo que más nos llamaba la atención era el caimán que allí está recibiéndonos a todos. Hasta él, en su día, quiso estar al lado de la Virgen.
Ese Templo con ábside de estrellas. Ese Templo en el que pareces estar en el mismo cielo, y lo parece porque estás con la Madre de Dios, que es también la nuestra. Ella debe ser ese ancla donde se sustente nuestra fe. Ese espejo de justicia donde mirarnos todos cada día. Ese arca de alianza donde renovarnos cada día. Debemos acercarnos a Ella sabiendo que es esa Madre que siempre bien nos aconseja. Esa que con sólo míranos todo lo sabe de nosotros. Esa flor, que aún siendo mística, todos la conocemos a la perfección. Debemos acercarnos sabiendo que aún siendo Torre de Marfil y Casa de Oro, es tan sencilla como nosotros.
Acerquémonos a Ella. Ella que es causa de nuestra alegria; a Ella que es fiel; a Ella que es la única digna de veneración; a Ella, sólo a Ella por ser Madre de la Iglesia; Virgen entre las Vírgenes; Madre de Cristo; Reina de la familia; Santa Madre de Dios y la Puerta del Cielo que se abrirá de par en par el día en el que nuestro corazón se tenga que parar.
Dios te salve,
Reina y Madre Soberana
de misericordia llena
vida y dulzura
siempre Tú la Esperanza
que mi alma anhela.
Dios te salve,
a Ti llamamos
los desterrados hijos de Eva.
A Ti suspiramos
gimiendo y llorando
en estas marismas de la tierra.
Ea pues señora,
auxilio y abogada nuestra,
vuelve a nosotros
esos tus ojos de madre
y después del destierro
llévanos de la mano
ante tu Humilde Hijo
fruto bendito de tu vientre.
Oh clementisima.
Oh Purísima Concepción.
Oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros pecadores
ahora y en la hora
danos la Paz necesaria
para no caer en arrogancia.
Muéstranos el sendero
Que hasta tus plantas llega.
Y allí, sólo alli
poder decirte a la cara:
¡Ya me tienes aquí!
Como siempre a tu lado,
Aquí siempre en tu redil.
En ese día
una sola cosa llevaré
cordobesa guapa;
un corazón salpicado de flores
para prenderlo en tu pecho
Tú, Fuensanta coronada.
Amén
Raquel Medina Rodríguez