Hace justo una semana la sangre
verde de mis hermanos de Amor y Esperanza entraba en ebullición. El comentario
es obvio: todo llega... Todo pasa. ¡Qué noche aquella! Ya les contaré…
En plena Semana Santa vi esta
fotografía tomada desde lo alto del paso de palio de la Hermandad del Perdón,
en una posición similar a la que ocuparía la Virgen de la Salud de La Línea.
Vaya palio bonito, por cierto. Lo que les decía... Justo al ver esta fotografía
una gran cantidad preguntas abordaron mi mente…
¿Cuántas miradas, Madre? ¿Cuántos
ojos habrán tratado de encontrar los tuyos? Buscándote por la calle que divide
la candelería de tu trono, entre los claveles y los gladiolos, entre tus doce
varales... ¿Cuántas lágrimas habrán navegado por las mejillas de los que Tú
contemplas desde tu peana?
¿Cuantas caricias habrán sentido
tus faldones, tus respiraderos y tu manto? Desde niños y niñas que se acercan
por primera vez a ti hasta abuelos y abuelas que han de secar sus lagrimas tras
encontrar el dulce tacto de tu manto... ¿Y tus bambalinas? ¿Cuánto incienso
habrá respirado tus bambalinas?
¿Cuántos sonidos habrán llegado
hasta ahí arriba colándose entre los varales? Saetas desgarradoras, llamadas
del capataz, la suave y dulce melodía del trío musical de la marcha Mi
Amargura. ¿Cuantos susurros habrán llegado hasta tu tez morena?
¿Qué habrás visto desde ahí
arriba, Madre? ¿Qué habrás observado estando a nuestra altura cobijada en tu
templo plateado? Tantas y tan diversas historias que ni me atrevo a
ejemplificar. ¿Cuantas oraciones se habrán adherido a la pureza morena de tu
rostro?
No sabes la falta que hacías
madre... Ni te imaginas la necesidad que tu pueblo tenia de encontrar tu mirada
y dirigir la vista hacia arriba buscando tus ojos y nada más que tus ojos, sin
ninguna otra preocupación..
Comienza la cuenta atrás. Bendita
locura.
José Barea
Recordatorio Verde Esperanza: Hasta pronto Madre Mía