Tras el ecuador de la Semana Santa quiero hablar de la música cofrade de
manera muy breve y tratando de transmitir una idea clara y concreta. Confieso
que soy un admirador de todo lo que tenga que ver con las cornetas, tambores,
agrupaciones musicales y bandas de música, así como de la música de capilla.
Conozco muchas bandas de lugares muy distintos y siempre me gusta saber cómo
evoluciona el mundo de las marchas y de diferentes bandas que admiro.
Para mí, el mundo de la Semana Santa tiene dos vertientes: la moral y la
estética. La moral tiene que ver con la espiritualidad, los sentimientos, las
emociones, la oración; la estética, con los exornos florales, dorados, pasos
voluptuosos, varales labrados al más mínimo detalle, bordados… Y la música.
Bien es cierto que cualquier músico tiene sus sentimientos hacia las
Hermandades a las que le toca, no lo pongo en duda. Mi crítica va hacia
aquellos músicos y/o corporaciones que pretenden ser más importantes que el
Señor y su Madre bendita. Esto, fomentado por algunas bandas, también es culpa
del espectador, que sólo ve en la Semana Santa el folclore de las cornetas, los
platillos, los solos floreados… Y el espectáculo que generan en el andar de
ciertos pasos.
Pensemos en lo que es realmente la Semana Santa, no dejemos que los
árboles no nos dejen ver el bosque. La música es un componente bellísimo para
las Cofradías, a día de hoy se hace complicado imaginarse una Semana Santa en
silencio absoluto. Es como si todos los titulares fueran en humildes
parihuelas, sin luces que iluminen su rostro de noche… Los músicos colorean de
distintas tonalidades, según se adecue a las características de cada Hermandad,
la Pasión de Jesús y el dolor de María. En la parte estética, son
indispensables. Pero la parte estética en ningún caso puede sobrepasar a la
moral. Por eso, cuando me doy cuenta de que algunas bandas cobran más
importancia que quien va sobre el paso pienso que algo estamos haciendo mal. No
sé si es culpa de las bandas, culpa de los espectadores… Seguramente parte y
parte. Pero es un tema sobre el que debemos reflexionar todos. Seguid
disfrutando de la Semana Santa en este ecuador en el que comenzamos a mirar
hacia atrás pero sin perder de vista lo que está por venir, que es muy grande.
Los importantes no son en ningún caso los “de atrás” o “de abajo”, sino SIEMPRE
los “de arriba”.
José Barea