El tercer día de la Semana Santa demuestra su mejora año
tras año, destacando los avances en tres de los pasos de misterio Ayer fue
palpable el aumento del número de penitentes.
Las cofradías de la ciudad están viviendo un momento en el
que a base de mucho trabajo y tesón están logrando importantes mejoras y
avances. Y eso es del todo palpable en la jornada del Martes Santo. El tercero
de los días de la Semana Santa está experimentando una espectacular mejora en
casi todos los sentidos, siendo un auténtico atractivo ver cada una de las
cinco cofradías que procesionan.
Los pasos de misterio que año tras año van ampliado su grado
de ejecución en Caído, Ecce-Homo y Columna; los avances que cada año también
muestra el palio de Sanidad; el incremento, por supuesto también, del número de
hermanos que procesionan en cada cofradía de este día; la calidad artística de
las imágenes de Piedad, Columna y Ecce-Homo; y los detalles, un sinfín de
detalles que redondean una espectacular jornada en la que el buen tiempo puso
la guinda del pastel, siendo el único contratiempo la elevada temperatura a
primera hora de la tarde, coincidiendo por ejemplo en San Francisco con la
salida del Caído.
En esta hermandad de los estudiantes se vivía por la mañana
un acto en el que el rector de la Universidad de Cádiz, Eduardo González Mazo,
defendía el derecho universal a la educación y manifestaba su apoyo académico a
la iniciativa de la cofradía, que acaba de crear una beca solidaria con motivo
del próximo cincuentenario de la llegada de la Virgen de los Desamparados.
Integradora como la universidad a la que se vincula, El Caído vivía en el
interior de San Francisco los momentos previos a la salida entre niños, hombres
y mujeres. Muchos cofrades y todos caben en esta hermandad. Cantera de Semana
Santa representada incluso por un bebé que dormía, vistiendo hábito, en brazos
de su padre penitentes. La fiesta cofrade de los niños materializada en una
fila guiada por Eloísa Zilbermann, al mando -vaya responsabilidad- de los
peques de túnica blanca y cíngulo negro.
"Vamos a guardar silencio, que si no, no podemos formar
la procesión", decía desde el altar el colaborador de la junta de gobierno
Mario Vázquez mientras la dulce marea blanca desembocaba en la plaza del
Santísimo Cristo de la Vera-Cruz. Los cargadores del paso de misterio se
abrazaban antes de meterse bajo el Señor. Con ese ánimo, esa solidaridad, la
piña de una cuadrilla consolidada, era imposible no completar una buena salida
procesional. En la calle, el paso de misterio, con José Asencio al mando,
iniciaba su andar con las marchas Caído por San Francisco y En tu camino de
azahar. Treinta minutos después de la hora taurina, Juan Caro, contracapataz,
alentaba a los cargadores de la Virgen de los Desamparados tras la primera
'levantá' y sonando Madre de los Estudiantes: "Qué elegantes son mis
niños". El Caído buscaba San Francisco.
¡Y qué clima en la calle! Tarde-noche de candelerías y
cirios sin sobresaltos, a diferencia del Lunes Santo. Sólo brisas para
acompañar en el centro de la ciudad a tres hermandades que copaban el
protagonismo juntas, casi de la mano hacia la Catedral separadas por escasas
calles. A la misma hora en la que El Caído iniciaba su 54 estación penitencial
desde su refundación, rechinaban los pasos de los cargadores del Cristo de la
Columna conduciéndose hacia la salida. El primer 'martillazo', así se escuchó
dentro del paso, fue para el tallista, Manuel Montáñez, que ha culminado su
trabajo, estrenado ayer. Ahora queda el dorado.
Espléndido, como la tarde, fue ver a Columna salvar con sus
dos pasos el complicado enlace de las calles San Pedro y Beato Diego. Allí
lució especialmente el río morado que reparte estampas a los chiquillos, el
cortejo que desplegó por Cádiz la hermandad de San Antonio. Tras el paso de
misterio, un curioso palio de respeto portado por un grupo de acólitas. Y justo
detrás, la agrupación musical Sagrada Cena tocando Prendido en Getsemaní. Por
el mismo lugar, el palio de la Virgen de las Lágrimas marchaba al son de María
del Subterráneo.
San Francisco, San Antonio... y San Pablo. El triángulo
cofrade de la tarde del Martes Santo. Calle Ancha donde el antiguo capataz de
ambos pasos de Ecce-Homo, Francisco Rodríguez Rincón, deseaba en los micrófonos
de Canal Sur "paz y bien" para todos los cofrades, en un mensaje más
navideño que propio de estas fechas, pero igual de útil. La Semana Santa de los
que están, de los que estarán y de los estuvieron. Entre ellos, el padre
Caldelas, antiguo director espiritual para quien el capataz del paso de palio,
Melchor Mateo, pedía rezos a sus cargadores debido a su estado de salud.
Fuera, en Ancha,y en el capítulo de novedades, sonaba la
hermosa marcha del maestro Escobar Ecce-Homo a la salida del cortejo. Fue una
tarde de reencuentros. De amigos que se ven de tarde en tarde, o alguno más
significativo, como el del capataz del palio. Melchor Mateo volvía a asumir
esta función con una variante. En esta ocasión, tras la primera levantá dentro
de la iglesia, tomó a sus dos hijos de las manos para vivir un momento muy
emotivo.
Ya en la calle, y como suele suceder, la maniobra para
quitar las ruedas con las que los pasos salen de San Pablo, despertó algún que
otro grito de alarma al ver que los pasos se escoraban hacia su derecha
peligrosamente. Es algo habitual, aunque para el que no lo haya visto nunca
puede dar la impresión de que los cargadores han perdido el control. Una vez
que se colocaron las patas y que las cuadrillas estuvieron al completo dentro
se inició un camino con una cadencia lenta, elegante, al compás de marchas como
Virgen de las Angustias, que también acompañó al palio en su subida de la rampa
de la Catedral, donde las horquillas sonaron con mayor suavidad que en el resto
del recorrido.
Desde Catedral, precisamente, partía otro Martes Santo la
cofradía de Piedad, otra de las joyas de la jornada. La complicada salida de la
cofradía la solventó con naturalidad la cuadrilla de Manuel Ruiz Gené, que
estrenaba parihuela y una reforma realizada en el paso de misterio. Con el
Toque de Oración a cargo de la banda de Maestro Dueñas, como es habitual, se
alzaba el Crucificado (en esta ocasión sin cantoneras en sus extremos, lo que
supuso uno de los detalles más curiosos del día). Luego vendrían las cartelas
laterales del respiradero, los faldones delantero y trasero y el monte tallado
a los pies del Cristo. "Vamos a echarle un poco de genio y, sobre todo, de
corazón. Llevamos dos años esperando pasear al Señor de Santiago. Siempre
suavito con Él", decía por el respiradero Ruiz Gené a su gente antes de
dar la primera levantá y ponerse a andar el paso con la marcha Piedad. Un paso
con un destacado exorno floral a base de rosas, espinos y cardos.
Detrás vendría el palio de Lágrimas, también ricamente exornado
de rosas y comandado por los Hermanos Francisco y Tomás Martín, que inició su
camino con Virgen del Valle y un suave andar camino de la estación de
penitencia y con la gente ya pensando en la emocionante recogida que viene
brindando la cofradía, la cuadrilla y la banda de música en los últimos años.
Y si en la calle ocurría todo eso, no menos espectacular
resultó la salida de Sanidad desde el interior de Santa Cruz. Si a veces sería
mejor que no se vieran ciertos momentos que ocurren en la calle, también sería
redondo que el público pudiera presenciar desde la Catedral Vieja cómo se
organiza la salida de Sanidad y cómo se planta en la calle esta corporación.
Vaya placer ser nazareno en Sanidad. Vaya sentido de lo que debe ser una
estación de penitencia y de cómo se deben hacer las cosas para procesionar por
Cádiz. En Santa Cruz se juntaron ayer mil y un detalles que envolvieron un
momento verdaderamente majestuoso.
Desde el altar mayor se fueron nombrando uno a uno a los
hermanos que participaban en el cortejo -175 este año, "cuando en los
mejores tiempos de la Madrugada no llegábamos ni a 110", explicaba el
fiscal de la cofradía, Fernando Díaz- mientras que el cortejo comenzaba a salir
a la plaza de Fray Félix con el acompañamiento de la capilla musical. A la vez
que el cortejo iba avanzando, Gerardo Navarro -acompañado este año por un
hermano suyo, que se estrenaba como ayudante al no poder hacerlo el pasado año
por la lluvia- mandaba levantar el paso y lo llevaba hasta la puerta acompañado
de los sones de Sanidad, interpretados desde el interior del templo por la
banda de música Gailín, de Puerto Serrano. Emocionante.
Con la misma elegancia y discreción, la cuadrilla del palio
hizo lo propio minutos después para salir a la calle, mientras sonaba la misma
marcha y el paso avanzaba muy lentamente dirigido por Andrés Cano. El palio
lucía con las bambalinas completamente bordadas y con cuatro nuevos candeleros
a los pies de la Virgen de la Salud, que también iba con un destacado fajín de
hebrea (rematado con un broche de los Caballeros Hospitalarios). Y para rematar
todo eso, el padre Balbino Reguera marchaba como preste detrás del palio.
Con esta espectacular salida se ponía en la calle el Martes
Santo al completo. Una jornada que sin duda va a más.