El Ángel no suspira ni resopla, mientras piensa en ellas... Una gota de sudor le recorre el cuerpo y no es fruto del verano que acecha. Ojea los libros de Semana Santa que parecen contar una historia distinta a la realidad que observa, como si una mentira mil veces repetida y escrita se convirtiera por arte de magia en realidad...
... Una hermandad que parece más bien una asociación de devotos, o devotas que comen pipas tras su paso. Las acciones de Grefusa suben en cada estación de penitencia y se le da slida a los bocadillos de choped y a las charlas de escalera, mientras van descubiertos en la procesión. Pero la cofradía camina al revés, lo de atrás delante. Así, el Ángel comprende que aunque no se extinga, quizás, lo merezca...
... El Martes Santo al sol es más deprimente que los lunes de un desempleado. Y la luz del astro rey proyecta un conteo más que escueto insignificante de nazarenos que no lo son, aunque su anonimato dé más miedo que una noche leyendo, en mitad del campo, a Stephen King...
... Los años ´50 dejaron como herencia las Pin-up y cofradías que ya no quisieron ir más adelante. Una de ellas, con más historia que un accidentado vuelo transoceánico, sigue mostrando un cortejo y un patrimonio de ciudad, o pueblo, de tercera división, aunque el equipo, al calor de las mismas peñas que nutren a la corporación, esté a un paso de ascender.
El Ángel ya tiene peor cara que un Dragón de Komodo, al car en la cuenta de que hay más y mejor.
Joaquín De Sierra i Fabra
Recordatorio El Suspiro del Ángel... Hermandades en peligro de extinción