La festividad litúrgica del
Corpus Christi tiene cada año en Sevilla una celebración tan amplia como íntima
por distintos lugares de la ciudad. Es verdad que en algunas de estas
procesiones, caso del Corpus de Triana y el de la Sacramental de la Magdalena,
la presencia de fieles es mucho mayor. Pero, por regla general, la devoción es
más íntima, más recogida. Tanto si el Santísimo Sacramento va en Custodia como
si lo hace bajo palio. En todo caso, es precisamente esa devoción la que se
expandió ayer desde el centro neurálgico de la ciudad llegando hasta barrios
más periféricos.
Desde la parroquia de la
Magdalena se produjo la primera de las salidas procesionales, la del Corpus de
la Hermandad Sacramental, todo un prodigio en cuanto a cortejo y a pasos procesionales.
Temperatura extraordinaria a las nueve y media de la mañana -el cortejo comenzó
a salir sobre las diez menos veinte- y público justo para contemplar la
preciosa talla del Dulce Nombre de Jesús de Jerónimo Hernández en su templete,
acompañado por la Banda del Maestro Tejera. Salía poco después el paso de la
Inmaculada Concepción, soberbia talla de benito Hita del Castillo. Le daba la
luz del sol de la mañana mientras a lo lejos podían escucharse las notas de
«Corpus Christi», un momento realmente especial. Como lo fue la salida y el
posterior discurrir de la portentosa Custodia, prodigio de orfebrería salido de
la mano de Cristóbal Sánchez de la Rosa. Todavía, por fortuna, hay fieles que
se arrodillan al paso del Santísimo Sacramento, que recorrió las calles de la
feligresía y dejó momentos muy especiales, como el paso, ya casi al final, del
cortejo por delante de la puerta de la capilla de Montserrat, que instaló un
precioso altar presidido por la Virgen de las Fiebres.
Más gente hubo en el Corpus de
Triana que, desde la parroquia de Santa Ana, recorre desde 1630 las mismas
calles. Todo el recorrido inundado de romero y jalonado por hasta catorce
altares, cada cual más esplendoroso, que confieren al llamado «Corpus Chico» un
aire especial. Ni que decir tiene que la calidad de las imágenes que
procesionan viene a redundar en este esplendor. Y la música que ponen las
bandas trianeras y que trae aires de Madrugada y Viernes Santo por el Altozano.
Pero hay momentos
extraordinariamente bellos, como el paso por la capilla de la Estrella o la
capilla de los Marineros. Impresionante la Esperanza en el altar mayor con
manto rojo.
La Custodia labrada por Andrés
Ossorio en el siglo XVIII, tal y como ocurriese en la Magdalena, hizo que los
fieles, muchos de ellos, se arrodillasen ante el paso de Jesús Sacramentado.
Día radiante en Triana con
balcones engalanados y trianeros vestidos como un Domingo de Ramos. Se vive de
manera especial este día.
San Andrés y San Isidoro
Como se vivió también en pleno
centro de la ciudad en San Andrés y San Isidoro. En la parroquia sede de Santa
Marta, procesión eucarística en conmemoración del 500 aniversario fundacional
de la corporación. Misa llena de fieles y la Virgen de Araceli en una de las
puertas laterales del templo en un magnífico altar. Y en la calle Daoiz, otro
con la primitiva imagen de Santa Marta.
Otra de las procesiones
destacadas de este día tan señalado es la que se realiza desde la parroquia de
San Isidoro. Las imágenes del Niño Jesús y de María Santísima de las Nieves le
confieren un aspecto de otro tiempo.
Pero no sólo el centro y Triana
vive esta festividad del Corpus Christi. Los barrios también fueron
protagonistas, tanto con custodias portando al Santísimo Sacramento como en
procesiones bajo palio. Así, desde la parroquia de San Bartolomé Jesús
Sacramentado recorrió las calles de la feligresía. Pero también en Nervión,
otra de las grandes procesiones de este día. En San José Obrero el Grupo Joven
realizó un extraordinario esfuerzo en la procesión, mientras que en el Tiro de
Línea, donde también se profesa una extraordinaria devoción al Santísimo
Sacramento, fue ayer día de fiesta.
Cerca de allí, en Heliópolis, la
parroquia de San Antonio María Claret también llevaba a las calles el Cuerpo de
Cristo, como en Rochelambert, La Barzola, Los Bermejales y Pío XII. Y aún más
apartado, el barrio de Padre Pío -qué labor la de esta Hermandad- contemplaba a Jesús Sacramentado por sus
calles.
Una devoción que se vive desde
las vísperas del miércoles cuando Sevilla espera la majestuosa procesión de la
Catedral el Jueves de Corpus y que se ramifica en su festividad litúrgica por
toda la ciudad y la provincia. Ayer, día espléndido, los sevillanos volvieron a
demostrar esa veneración de una forma más recogida, más íntima. Pero la misma
desde hace siglos.